Opinión

¡Ojalá, algún día, me acerque a tu ejemplo!

Un abrazo y un beso enorme y muy sentido a su mujer Pepa, su otra mitad, a sus hijos Antonio, José y Braulia, a sus hijas políticas como a mi amiga Desiré, a esos nietos y nietas qué tanto quería y, a toda la familia de la empresa Froiz

Este pasado jueves 10 de marzo recibíamos una noticia que dejaba mucha tristeza en el corazón de miles de personas, Magín Alfredo Froiz Planes, el SEÑOR FROIZ, se nos iba de viaje al Cielo, sin duda alguna al de los GRANDES; ya que como empresario es de estudio en las escuelas de negocios y, como persona todo un ejemplo a seguir, admirar y, practicar; cosa nada fácil.

Por mi trayectoria personal y profesional he conocido a muchísimas personas con grandes responsabilidades como las que tenía Magín Froiz pero, les he de confesar que, con ese nivel de grandeza a la vez que humildad y generosidad, como él, ningún otro. Nunca olvidaré el apoyo y lección de vida que me dio en un momento muy complicado de mi vida, allí sentados los dos en su despacho de Lourido. Lo agradeceré eternamente.

Aquel niño que abandonaba su Barbastro natal para venir con sus padres y hermanos a Pontevedra, ciudad que le acogió como uno de los suyos y en la que tanto bien hizo. Aquel pequeño que anonadado miraba con sorpresa y admiración a su madre vestida de mujer en aquel primer domingo que ella dejó de trabajar y, que paseaba solícito y feliz viéndola tan guapa, (he de confesar que cuando me lo contó y, seguramente ya habrían pasado muchísimos años, la expresión de su cara atisbaba aquella inocente emoción infantil). Aquel niño se convirtió en un joven emprendedor y vivaracho, quien con el paso del tiempo, llegaría a ser el empresario sin igual que es y, que construyó una familia conformada por más de 6000 trabadores y 336 puntos de venta, tanto en España como en Portugal; un grupo empresarial que inició su andadura en 1968 en aquel primer supermercado en la calle Cobián Roffignac y que, con "buen saber hacer, trabajo incansable y una mente privilegiada", creó el grupo de distribución alimenticia Distribuciones Froiz, que se ha convertido en uno de los grupos alimenticios relevantes de España, situado entre las primeras veinte empresas del sector… ¡Casi nada!

Siempre a su lado su esposa Pepa, mujer de raza, pionera y emprendedora, donde las haya, con una cabeza muy bien amueblada y un carácter con cintura; la que con su apoyo y dedicación encomiable, supo crear un tándem que funcionaba a la perfección. De ahí la lealtad, compromiso y dedicación de todas y cada una de las personas que componen su empresa para las que, el señor Froiz, es mucho más que un jefe, tal y como se describía en un manifiesto a las puertas del centro de operaciones de la empresa la misma mañana del 11 de marzo, día en el que se le rendía homenaje con un agradecimiento infinito; como no podría ser de otra manera.

En la entrada principal de la empresa Lucía Ara, una de las trabajadoras de Froiz, leía ese comunicado y, sinceramente agradecerte esas preciosas y sentidas palabras a las que nos unimos todas las personas que le conocimos, las que somos sus clientes (como en mi caso desde niña), a las que sin conocerle se sentían una más de la familia Froiz y, especialmente ,si me lo permiten, a todas aquellas personas e instituciones que ayudó; y lo hizo sin titubear y con esa humanidad, grandeza, cercanía y generosidad de campeonato que sólo sabe hacer él. Recuerdo cuando me decía, "no cuentes esas cosas que no son importantes", pues esas cuestiones que él veía como normales, eran por ejemplo, el pensar siempre en sus trabajadores, en las entidades que colaboraban con su empresa y en las entidades sociales con las que se volcaba.

Ahora se habla mucho de la Responsabilidad Social Empresarial, pues sinceramente en me atrevo a decir que se la inventó Magín Froiz, porque supo cómo nadie, devolver a sus clientes y a la sociedad que alimentó, con contraprestaciones que fueron más allá de lo imaginable.

A Magín Froiz se le debe mucho y, especialmente en nuestro ayuntamiento una conmemoración en un día 8 de marzo, porque siendo consciente (como él era) que el defender los derechos de las mujeres trabajadoras es una tarea ininterrumpida en todos y cada uno de los días del año, hay que tener una fecha para visualizarlo y, si hay un empresario que apostó desde los años 60 del pasado siglo por el trabajo femenino y la conciliación laboral de las mujeres, no hay otro; ES ÉL.

No tengo espacio material para mi agradecimiento a este ser de luz extraordinaria, con el que compartí hasta aficiones como la de navegar, al que me unen vínculos emocionales por los que tenía mi abuelo con su padre, dos luchadores incansables; y espejo en el que se miran muchos jóvenes empresarios y empresarias… Cuántas veces hemos hablado de él, Antonio de Cora, Ángel Ramírez, Jesús Rey, Lupe Murillo y Lucía Pedroso, entre otros muchos, de su ejemplo encomiable; y cuantos cariñosos comentarios de sus empleados…

Se te va a echar mucho de menos pero, nos has regalado tanto y tan bonito que no dudes que te tendremos presente todos los días; porque nadie se va cuando se recuerda y, se le lleva en el corazón.

Un abrazo y un beso enorme y muy sentido a su mujer Pepa, su otra mitad, a sus hijos Antonio, José y Braulia, a sus hijas políticas como a mi amiga Desiré, a esos nietos y nietas qué tanto quería y, a toda la familia de la empresa FROIZ.

Me imagino tu llegar al Cielo con un abrazo al triángulo brillante y solidario que dibujaste aquí en la Tierra con Alfonso Zulueta y Pancho Cobián, para poder ayudar a los que más te necesitaron y necesitan, por ejemplo, a la Asociación Juan XXIII.

¡Una estrella brilla como pocas, desde hoy en el cielo! ¡Cuídanos desde más allá de las nubes, como hiciste aquí! Una vez escribí "ya me gustaría ser cómo usted"; hoy escribo "Ojalá, algún día, me acerque a tu ejemplo".

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