Opinión

¡Pancho Cobián, ese gran alcalde, ese gran señor!

A fecha de hoy, hace una semana y un día que nos dejaba Francisco Javier Cobián Salgado, el querido y admirado Pancho Cobián, como se le conocía en Pontevedra
Javier Cobián, exalcalde de Pontevedra. ARCHIVO
photo_camera Javier Cobián, exalcalde de Pontevedra. ARCHIVO

COMO no podría ser de otra manera este artículo de opinión dominical se lo dedico a él; porque para mí fue mucho más que un extraordinario alcalde de Pontevedra y un magnífico presidente local de la entonces Alianza Popular; ya que en él, los jóvenes de Nuevas Generaciones que comenzábamos a andar en estas lides, tuvimos el encomiable ejemplo de un mentor y político impecable… Todo un ejemplo a seguir.

A fecha de hoy, hace una semana y un día que nos dejaba Francisco Javier Cobián Salgado, el querido y admirado Pancho Cobián como se le conocía en Pontevedra, ya que me consta, que independientemente de las ideas políticas, tenía verdaderos amigos en las filas contrincantes, y la relación con sus compañeros de corporación siempre fue impecable. Por algo sería, y la verdad, eso dice todo sobre él.

El pasado lunes día 30 de agosto le dimos el último adiós en el oficio religioso que, se llevó a cabo en la Real Basílica de Santa María la Mayor de los Mareantes. Siguiendo a «pies juntillas» el protocolo Covid, y en donde la tristeza de su pronta marcha y el respeto imperaron a lo largo de la ceremonia; y créanme cuando les digo que no había estado en un funeral, en esta época de pandemia, con tal acato. Pero, ¡claro está!, Pancho estaba en todos nuestros corazones; y él, no se merecía menos.

Bajo la mesa de celebración del altar mayor, innumerables centros de flores. Una conjunción de colores que, bien representaba, esa luz maravillosa que Pancho emitía como persona.

San Agustín de Hipona (por cierto, en cuya festividad fuiste llamado al Cielo, querido amigo), dejó escrito lo siguiente: "…la muerte no es nada, porque lo que hacemos es pasar a la habitación de al lado. El que se ha cambiado de estancia sigue siendo él, así como nosotros seguimos siendo nosotros y lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo. A los que están al otro lado del camino hay que seguir dándole el nombre de siempre, debemos de hablar de ellos como siempre lo hemos hecho, y en el mismo tono, no en uno diferente, y lejos de utilizar un aire solemne y triste…"

No va a ser fácil, en especial para la preciosa familia que has creado en torno a tu mitad, tu inseparable Tatana, tus tres hijas y nietas (a las que sé que te encantaba "consentir" como al mejor de los abuelos); con tus hermanos y sobrinos, además de la que compartías con tus cuñados en Orense a donde te escapabas siempre qué podías. Y a la de esos amigos de siempre que te hicieron "alcalde" por primera vez en tu peña de Placeres… ¡Menuda la qué liasteis!

Este Pontevedrés casi de nacimiento (ya que aunque vio la luz en el ayuntamiento de La Estrada, aquí se instaló con su familia con tan sólo 2 meses de vida), que comenzaba a trabajar desde muy joven (con tan solo 16 años), y que pronto conjugaría su faceta de funcionario con la gestoría familiar, con lo que realmente disfrutaba, ya que llevaba a gala ser un buen gestor; es decir, esa persona que dirige, administra y, especialmente, resuelve problemas. Y así lo hizo durante 45 años en la Gestoría de la Glorieta de Compostela, donde comenzaba un nuevo reto en 1972. Oficina a la que yo, desde muy niña le veía entrar y salir, ya que vivía en frente.

Y esa laudable trayectoria profesional (que no en pocas ocasiones excedía la pasión y entrega), tuvo un "lapso" en su vida. Siguió dedicado a la gestión, pero en este caso dela cosa pública en política municipal pontevedresa, en donde y sin duda alguna, ha demostrado ser de lo mejor en nuestra historia como alcalde Pontevedra; y en cuya campaña electoral cuando se dirigía a la gente, hacía valer su cualidad de gestor, la cual proyectaba al gobierno de su ciudad. Se lo cuento a ustedes en primera persona ya que Pancho Cobián fue quien me dio la oportunidad de entrar en la política municipal activa formando parte de aquella candidatura que en 1991 le llevaría a la alcaldía. "Yo soy gestor de profesión y vengo a gestionar Pontevedra", palabras textuales de aquel candidato que, desde el minuto uno, no cesaba de proclamar en sus mítines. Las tengo grabadas, como si las estuviese diciendo ahora…

¡Y claro qué gestionó Pontevedra! Pasaron cuatro años en dónde no dejó de trabajar por su ciudad, a la que no veía industrial sino potencialmente administrativa, deportiva, turística y sobre todo, universitaria. Una Pontevedra "salmantina", y además con el mar al lado, que nos hubiera colocado en lo más alto. En una ciudad generando empleo, con desarrollo y con una economía en condiciones. ¡Un gran visionario!; el cual relató a la periodista María Varela, todo lo referente a los proyectos que pudo sacar adelante en una maravillosa entrevista en este "Diario de Pontevedra" el 3 de febrero del 2019. Yo me quedo con la entradilla; "Soy un pontevedrés que intentó hacer más cosas por su ciudad de las que le dejaron". Pues pocas no han sido querido y admirado Pancho, y es más, dejaste un camino y una huella imborrable; porque con Pancho Cobián, Pontevedra dejó de ser la ciudad que el refrán dice que "duerme".

 Como el señor que eres, te fuiste cuando lo consideraste y… ¡Con qué elegancia! ¡Con qué clase volviste a tu cotidianeidad en la oficina!…

Eso es nivel, de matrícula de honor como profesional y como persona; porque, es que además seguiste siendo un servidor público hasta que te jubilaste (si alguna vez lo hiciste), y después… ¡También! Porque menuda extraordinaria labor hiciste desde la Fundación que emplea al alumnado de la Asociación Juan XXIII. Desde aquí mi cariño más sincero a su queridísima e inseparable Tatana, a Cayetana, María y Mónica, tus hijas, y esas nietas que van a echar mucho de menos a su maravilloso abuelo. ¡Gracias de corazón Pancho! ¡Maestro y amigo! ¡Por tanto, tan bonito y tan bueno! ¡Se te quiere mucho y bien! Espero que sepan reconocer tu ilusión dedicación y esfuerzo, y como poco cuelguen una placa con tu nombre en una bonita calle de Pontevedra. ¡Hasta después de siempre, en donde nos veremos más allá de las nubes! In Memoriam de Francisco Javier Cobián Salgado, "Pancho Cobián".

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