Opinión

Qué será lo que tiene el "corcho"?

PRECISAMENTE hace hoy una semana fuimos convocados a las urnas por tercera vez en el año, y entre ellas, las Elecciones Generales fueron repetidas en cuestión de 7 meses.

Su resultado, el esperado, incluso el ascenso vertiginoso de VOX que ya anunciaban los pronósticos de varias encuestas, debido entre otros factores, a la exhumación de los resto de Franco (que despertó un león dormido hasta entonces en el ala ideológica de la derecha más extrema), la incapacidad de gestionar el gamberrismo y vandalismo en las calles de Cataluña (especialmente en Barcelona) que ya hartan a los demás habitantes de España con el feérico “mantra” de la independencia que no puede ser real ya que atenta a la Ley de Leyes española… etc ; el descalabro de Ciudadanos (triste y desacertado ya que ocupaba un espacio de centro liberal muy necesario a la hora de conformar gobiernos tranquilos, pero que Albert Ribera no supo gestionar); el aumento significativo del Partido Popular que se sigue manteniendo como la segunda fuerza política del país; y el crecimiento del PNV y Esquerra Republicana de Cataluña.

Lo de Unidas Podemos, la coalición de izquierda extrema también estaba “cantado”; pero merece consideración aparte por varias razones. 

Una de ellas, su leve descenso, solo perdió 7 escaños en relación a las elecciones de abril de esta mismo año, de los cuales 3 de ellos han ido a parar a “Más País”, el ala más moderada de su ex integrante Iñigo Errejón (un fracaso estrepitoso si se tiene en cuenta que no pueden formar ni tan siquiera grupo parlamentario como se le suponía). 

Otra, la supervivencia de su “amado líder” Pablo Iglesias que resiste como un corcho flotando en el agua, salvándose de todas las reyertas, abandonos, cabreos y censuras internas. 

Bien es cierto que Pablo Iglesias es el abanderado de un conglomerado de corrientes ideológicas de extrema izquierda que sigue calando hondo en gran parte de la sociedad española. Y eso que es el primero que no predica con el ejemplo, ya que vive en una mansión de más de 600.000€, con seguridad pública par parte de la Guardia Civil, cuerpo insigne que tanto critica y demoniza, pero que sin ellos no se iría a dormir tranquila su familia por la noche; al igual que todos los españoles y españolas, que sin ella, sin la policía Nacional y sin las Fuerzas Armadas, la imperturbabilidad de nuestra vida cotidiana no sería tal.

La verdad no entiendo muchas cosas que rodean a este político, ya que habiendo asistido a la dimisión de Albert Ribera tras perder 47 escaños, en el caso de Podemos y el refundado “Unidas Podemos”, el devenir en las distintas Elecciones Generales no han hecho más que perder escaños, pasando de aquellos 71 de los comicios del 26 de junio de 2016, 42 en abril de 2019 y hasta los 35 actuales del pasado domingo. Es decir, su formación populista ha perdido 36 escaños, y si me permiten la expresión, Pablo Iglesias, “tan pichi”. 

Recuerdo en varias ocasiones los comentarios de muchas personas haciendo referencia a esos “personajillos políticos” aferrados a los sillones como un “koala al tronco de un árbol aun ante la peor de las adversidades”, y que recibían el nombre de “corchos”. 

Como todos saben el corcho es el material que resulta de la corteza del alcornoque, y que tiene unas propiedades muy características; como su leve densidad (cuanto más baja es mayor es la calidad del corcho), su impermeabilidad (de ahí que siga flotando aun en pluviosidades ingentes), su adherencia (debido al gran número de ventosas que se encuentran en la superficie cortada del corcho), y su importante compresibilidad y elasticidad (el corcho es el único cuerpo sólido que tiene la propiedad de ser comprimido sin dilatación lateral, pudiendo recuperar hasta el 85% de su volumen inicial 24 horas después de haber sido sometido a una presión; esto hace que la resistencia al desgaste sea también más alta).

Pues lo que les digo, la base de ADN que conforma la persona política de Pablo Iglesias debe de contener las propiedades que la naturaleza le confiere al corcho, porque, caso contrario es inexplicable.

Siendo innegable la verborrea de este líder populista de izquierda extrema (que es capaz de vender “un flotador a un pato”, y a los hechos me remito), así como su capacidad de adaptación a los desastres internos de su formación política, a lo que hay que añadir su proceder diario a “años luz” de los desprotegidos que dice defender. Me recuerda a los líderes de la antigua URSS (empezando por los revolucionarios soviéticos, Lenin y Stalin) que vivían entre lujos desmedidos al tiempo que en sus apariciones públicas aparentaban defender al “proletariado más desfavorecido”; a Mao Zedong que propugnó la revolución agrícola en China diciendo apoyar a los más pobres mientras su vida discurría entre edificios faraónicos y palacios imperiales. Sin olvidar a Evita Perón cubierta de joyas, pieles y lujo por la que daban su vida los “descamisados”, que ella y su marido decían defender. 

La cuestión es que nadie habla de ello, y a mí me preocupa que en pleno siglo XXI donde la información llega a cada rincón del mundo conectado, y España es un ejemplo de ello, siga calando este discurso falaz de Pablo Iglesias, el cual no tiene nada que ver con su proceder diario.

Sinceramente, no entiendo como una población tan bien formada e informada sigue a este discurso “demodé” y sin consistencia.

Algo se le escapa a la naturaleza política democrática española, porque en un porcentaje significativo continúa apoyando el “sin sentido” de Pablo Iglesias; que visto lo visto recibe el premio que lo encumbra (supuestamente), a la Vicepresidencia del Gobierno de España. Llegado este momento yo me pregunto, ¿QUÉ SERÁ LO QUE TIENE EL “CORCHO”?

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