Opinión

¡Quisiera ser como usted!

LA PRIMERA referencia que tengo del señor Magín Alfredo Froiz Planes fue hace muchos años, porque mi abuelo materno y su padre habían tenido mucho contacto, pero también, porque siendo niña vivía frente al primer supermercado que tuvo en la calle Cobián Roffignac, al cual yo acompañaba a mi madre a diario, y a mi abuela a hacer su compra semanal. Aquel centro ya entonces era de referencia en Pontevedra. Hoy sigue siendo un referente en mi vida, un ejemplo a seguir. Así lo he manifestado en muchas de mis intervenciones en los medios y en numerosos foros empresariales y sociales. Me alegra saber que también es práctica de muchas personas a diario, y para muestra, valga el cariño que a través de las redes sociales la gente le mostraba al enterarse de tan merecido reconocimiento, sin duda alguna, una guinda a la tarta compuesta por tantos premios recibidos hasta entonces. En un momento como el actual, en el que los valores brillan por su ausencia en la generalidad del proceder diario, somos muchos los que albergamos la esperanza de parecernos a él, y confiando en que los que nos sucedan en la vida lo tomen como patrón; y aquí ya no me refiero solo al empresario, porque en el caso de Magín, la persona impera, lo que hace al señor Froiz uno de los GRANDES.

¡Enhorabuena por el importante reconocimiento!, ya que la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo es un premio concedido por el Gobierno de España con el fin de premiar y destacar el mérito de una conducta socialmente útil y ejemplar en el desempeño de los deberes que impone el ejercicio de cualquier trabajo, profesión o servicio.

La valentía de este oscense de nacimiento, y estoy convencida que pontevedrés en su corazón como él lo es en el de los vecinos de esta ciudad, tenía solo 24 años cuando se hacía cargo del traspaso del pequeño supermercado Mazaira de la calle Cobián Roffignac, que desde entonces pasó a llamarse supermercado Froiz.

Quizá Magín no imaginaba, que en ese mismo momento estaba dando el primer paso para construir una ejemplar trayectoria de casi cincuenta años de andadura empresarial. Un camino no falto de sacrificio, tesón, trabajo, y una especial dedicación tanto hacia sus clientes como a las personas que forman parte de su plantilla. Esta humanidad y mimo, hacen que sea un jefe muy querido y respetado por todos; me consta.

A lo largo de toda esta andadura empresarial conformando día a día el que hoy conocemos como Grupo Froiz, este ha creado más de 5.000 puestos de trabajo. En la actualidad, cuenta con 310 puntos de venta en España y Portugal, y en 2016 facturó 605 millones de euros (sin IVA, tal y como figuran en los datos empresariales de la web del grupo), que ahí es nada. Además de las felicitaciones, hay que darle las gracias, por ser como es, por todo lo que ha hecho hasta ahora, y no me cabe la menor duda que seguirá haciendo, todos y cada uno de los días venideros en su "puesto de combate" en la central de Lourido.

Permítanme hacer un reconocimiento especial al apoyo que Magín Froiz ha brindado a la mujer desde la apertura de las puertas de su primer supermercado. Las amas de casa eran sus clientas potenciales, y cuidaba cada detalle en el servicio que prestaba a todas y cada una de ellas (ello bajo la óptica de los años 70, no me malinterpreten), de hecho también apostó por la mujer dando la posibilidad a muchas para que fuesen independientes, ya que desde siempre recuerdo un gran número de mujeres trabajando en sus supermercados.

Y no me extraña, porque la mujer ha sido un referente en su vida. Primero fue su madre, y después, me consta que lo sigue siendo su otra mitad, su esposa Pepa, la extraordinaria mujer que siempre está a su lado, y el vital e importante apoyo en la construcción de esta gran empresa. Juntos, con su buen hacer y su mejor ser personal, han sabido inculcar a sus hijos antonio y José, así como a su hija Braulia, los valores que les han hecho ser tan respetados valorados y queridos. Tengo muchas anécdotas con él, y al hilo de lo dicho sobre su consideración y respeto a la figura de la mujer, recuerdo lo que un día me contó. Siendo un niño se estableció el domingo como jornada de descanso laboral, fue entonces la primera vez que él y sus hermanos vieron a su madre vestida de “mujer” sin su mandilón de trabajo. Me imagino a aquellos niños anonadados mirando a su madre cuando corearon un sincero “mamá que guapa estás”, para cogerla de la mano e irse orgullosos a pasear con ella. Aun me emociono hoy cuando recuerdo las palabras que Magín le dedicaba con una absoluta y deliciosa devoción a su madre. Así es él.

Hace ya unos años cuando la federación de asociaciones de vecinos Boa Vila le concedió su premio anual, surgió la idea de solicitar esta “Dignidad de Estado” por parte de las personas que tenían la representación del Club de Leones de Pontevedra, a la que se han unido, no me cabe la menor duda, entidades, trabajadores y personas anónimas de esta sociedad que le respeta y le quiere. Y así comenzó todo a través de la petición formal en el registro en la subdelegación del Gobierno de Pontevedra, solicitando para Magín, el premio que solo merecen los GRANDES como él.

Y si algunos no lo saben, les contaré (sé que no le va a gustar y me dedicará una cariñosa regañina porque así es la humildad de los mejores), que también hay que agradecerle su apoyo al deporte, y especialmente al inmenso número de personas y entidades sociales a las que ayuda. Yo he sido testigo de la magnitud incalculable de su cariño, su compromiso social y su solidaridad, de su discreción, y no pocas veces de su anonimato. Cuando somos pequeños muchas veces nos preguntan qué queremos ser de mayores. Cuando yo era niña contestaba que quería ser “jefe”, a lo que en mi casa, y en especial mi madre no dejaban de recordarme que para saber mandar hay que saber obedecer. Tomando en consideración la enseñanza de mis mayores y siendo conocedora de su trayectoria profesional y personal, Magín, de corazón y orgullosa de su ejemplo, si hoy me hacen esa misma pregunta la respuesta sería contundente, ¡QUISIERA SER COMO USTED!

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