Opinión

¡Ya nada será como antes!

Dejar el "colegio" o instituto es una de las etapas que más sentimientos encontrados produce. Por un lado, los jóvenes quieren culminar los 15 años de estudios y disfrutar de su título de bachiller; pero también deben dejar atrás aulas, profesores, compañeros, amigos … Sin duda el primer amor… Dejan un pedazo de vida…

Y ALLÍ ESTABA yo, sentada al lado de mi compañera Mar Gálvez que se había convertido en casi una hermana a lo largo de nuestras vivencias en bachillerato. Allí estábamos las dos en nuestra ceremonia de graduación…Y ahí volvíamos a estar juntas unos cuantos años después en otra, la de su hijo y mi ahijado Manu que ya dejaba de ser un jovenzuelo, el pasado jueves en el colegio Sagrado Corazón de Jesús, centro insigne de enseñanza de nuestra ciudad desde hace más de 60 años de historia.

Allí estaban 58 jóvenes elegantes y radiantes con su beca puesta; 27 chicas y 31 chicos, quizá sin ser conscientes todavía del antes y después en sus vidas; porque ese momento es único y excepcional, aunque nada exento de sensaciones encontradas debido a la mezcla de confusas emociones, de agridulces sabores y de absoluta felicidad y orgullo, al tiempo que empiezan a sentir nostalgia porque dejan "su segunda casa", su "segunda familia" o a veces casi la primera, como alguna de las participantes en el acto resaltó, ya que pasan más tiempo en el centro escolar , con profesores, compañeros y amigos que con su familia … Y claro, a partir de ahora, al dar el paso a la universidad o a dónde decidan para completar sus estudios, deberán ser conscientes que ya nada será como antes.

¡Pero el jueves daba igual! Los festejos comenzaron con una misa para agradecer a Dios la ayuda durante este largo camino de aprendizaje como estudiantes y como personas, y cerrando la celebración con la canción "Ser para los demás", tema que se ha convertido en la canción reseña del centro educativo y que interpretó el premiado coro, transformado en banda musical del mismo colegio Sagrado Corazón. Esta canción fue compuesta por el profesor Roberto Calvo, "Rober" como lo conocen los más de 1.100 alumnos del colegio por ser el dinamizador artístico y el responsable del área de audiovisual y musical, además de profesor de Emprendimiento en 4º de la ESO; aunque seguro que a muchos de ustedes ese nombre les suena más por ser uno de los fundadores del grupo musical pontevedrés "Quatro de abril" ¡Muchas gracias y enhorabuena, Robert!

Al finalizar la Santa Misa, la hora de la verdad se iba acercando, y a los jóvenes se les veía inquietos paseando por los pasillos desde la capilla al salón de actos, ya que eran conscientes que tras ese acto académico rodeado de absoluta solemnidad, culminaban una etapa de sus vidas para comenzar otra bien distinta; y ahí estaban a su lado, como siempre los que más les quieren dentro y fuera de las aulas, su familia y amigos porque necesario corresponderles ante su entrega, no poco esfuerzo, absoluta dedicación; y porque también ellos son un «poquito» protagonistas ese día, ya que sin su acompañamiento en el proceso de formación, todo hubiese sido más complicado, o a veces imposible ante esta meta a la que acaban de llegar.

Una vez en el paraninfo, los "bachilleres" ocuparon su lugar de honor frente al escenario que presidían el Padre Benjamín Fernández, los profesores Eduardo Prado, José Carlos Silva y Ana Pou (estos dos últimos tutores de los homenajeados), todos ellos bajo la presidencia académica del director general Francisco Javier Barros Sanmartín, «Paco Barros» que durante su emotivo y consistente discurso, acompañado por un soporte audiovisual de lo más elocuente, dejó constancia de su alto nivel profesional, y que vive su trabajo más allá de una dedicación laboral (creo que eso le pasa a todos los profesores y profesoras), y a través del cual se despedía de sus responsabilidad para dar paso a una mujer, la nueva directora general Marta Sueiro, que será la primera en dirigir esa institución en toda su historia.

La ceremonia de entrega de orlas comenzaba con la intervención de dos de los alumnos homenajeados haciendo las veces de presentadores del primer acto, David F. y Amanda R., divertidos, elocuentes y muy emocionados, que dieron paso a un vídeo en el que los protagonistas eran los 57 a través de fotografías que habían hecho llegar ellos mismos al «profe Rober» que montó un vídeo de lo más completo que hizo las delicias de todos los asistentes, entre las risas cómplices de los homenajeados y profesores, y las emocionantes lágrimas y sonrisas de madres, padres, y demás familiares y amigos. La mías les puedo confesar que algunas cayeron…

Y no es para menos, como tampoco fueron las caras de los familiares de las dos chicas María G. y Ana S. que subieron a encadenar una alocución de lo más enriquecedora, donde ya dejaban ver que si eran conscientes del paso tan grande que estaban a punto de dar. Recordaron su infancia (además ellas dos estuvieron allí los 15 años completos de formación académica), su preadolescencia, su adolescencia y ¡cómo habían crecido. Recordaron a los profesores con cariño y con picaresca, incluso dejaban entrever los «gruñidos» de algunos o las interminables clases de otros, las que yo les digo que verán con otros ojos cuando vaya pasando el tiempo. Las colaboraciones finalizaron con Sabela L. y Alejandra S., seguidas de dos números musicales coordinados y en las que también actuaba, el todoterreno "profe Rober".

Y así fuimos llegando al final donde los ya bachilleres presumían de orla y fotografías, en dónde coqueteaban con sus cámaras de móvil ante un «photocall» que había en el patio cubierto a la entrada.

Se que no era la única entrega de orlas que hubo este efervescente pasado jueves en Pontevedra, pero espero haber representado en ella todas las demás y las que vivimos todos y cada una de las personas que participamos en ellas al sacudirse nuestros recuerdos y que nos hubiesen arrancado una enorme sonrisa.

Dejar el "colegio" o instituto es una de las etapas que más sentimientos encontrados produce. Por un lado, los jóvenes quieren culminar los 15 años de estudios y disfrutar de su título de bachiller; pero también deben dejar atrás aulas, profesores, compañeros, amigos … Sin duda el primer amor… Dejan un pedazo de vida…

A todos estos jóvenes que personalizo en dos de ellos que crecieron a mi lado, mi vecina María y mi ahijado Manu, les digo que a partir de ahora la graduación va a ser en el día a día; que este acto no marca el final del camino, sino el comienzo del éxito; y que os deseo lo mejor, y que tengáis en cuenta que ¡Ya nada será como antes!

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