Opinión

Involución laboral

El recorte de las bonificaciones a las empresas que cubran las bajas por maternidad supone un paso atrás que ensanchará la brecha de género
Hasta septiembre, la empresa solo pagará el sueldo del sustituto fichado ante una baja por maternidad. EP
photo_camera Hasta septiembre, la empresa solo pagará el sueldo del sustituto fichado ante una baja por maternidad. EP

Hace dos años de la equiparación a 16 semanas de la duración del permiso de paternidad y maternidad, un paso necesario tanto para fomentar la corresponsabilidad en el cuidado de los niños como para que la libertad de tener un hijo no acabe convertida en una losa para las mujeres en los procesos de selección laboral.

Con la edad media a la que se es madre situada en 32,6 años en España, las estadísticas del Ministerio de Trabajo indican que, entre los 30 y los 40 años, ellas fueron protagonistas del 45% de los contratos convertidos a indefinidos. En el año 2006, el primero del que hay registros, eran el 40%.

Pese a los avances, todavía queda mucho por recorrer en campos como los salarios o la promoción a puestos de responsabilidad, unas áreas en las que las barreras a derribar son múltiples. Lo son las políticas empresariales que no allanan la conciliación y también factores internos como el síndrome del impostor, un término acuñado en 1978 por las psicólogas estadounidenses Pauline Rose Clance y Suzanne Imes para denominar una falta de confianza en uno mismo que coarta en mayor medida a las mujeres que a los hombres en su desarrollo profesional.

Los elementos que certifican que la brecha de género persiste son múltiples. En las grandes empresas del Ibex, menos del 26% de los puestos están ocupados por directivas. Y de los 75.400 trabajadores que en 2022 tuvieron un empleo a tiempo parcial en Galicia por no lograr encontrar otro a jornada completa, el 75% fueron mujeres, lo que en gran medida explica que el 77% de los 154.500 ocupados con un contrato de menos de ocho horas sean féminas.

Y, en lo que toca al desempleo, el último informe de coyuntura del Foro Económico de Galicia refleja que tiene rostro de mujer, y que es menor de 25 años, extranjera y con estudios primarios.

A la vista está que, pese a los avances, queda camino por andar. Por eso, cuesta entender que el Gobierno —que ha hecho bandera de la igualdad con 14 mujeres entre sus 23 miembros, tres de ellas vicepresidentas— ponga palos en las ruedas al reducir los incentivos a las empresas que cubran las bajas por embarazo, maternidad por riesgo en la preñez o la lactancia y, en la parte que toca a los hombres, por paternidad. Y todo ello sin dar una explicación de peso.

Hasta septiembre, aquel empresario que contrate a un parado para cubrir a una empleada encinta o que dé a luz está exento del 100% de su cotización y de la del profesional que la releve. Dado que la Seguridad Social corre con la prestación de la persona de baja, la compañía solo tiene que abonar el sueldo del sustituto. El decreto 1/2023 cambia las reglas de juego dejando en 366 euros al mes la bonificación de la cuota social de ambos profesionales y con la limitación añadida de que la persona a la que se fiche con un contrato temporal para cubrir esa ausencia tendrá que ser menor de 30 años para acceder al incentivo. Ante los mayores costes y requisitos, no hace falta ser un lince para darse cuenta de que las compañías se lo van a pensar más al contratar a una mujer ante el riesgo de que se le ocurra ser madre o que tenga complicaciones en el embarazo.

"Volver ahora a establecer cantidades fijas supone un retroceso y una nueva zancadilla para derrumbar el techo de cristal del acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad en las organizaciones", señala Carlos Tomé de Santiago, socio de Caruncho&Tomé. El letrado refrenda que dado que la nueva bonificación puede no llegar a cubrir los costes de cotización al 100%, sobre todo en los puestos mejor remunerados, en los procesos de selección, los empleadores estarán menos predispuestos a inclinarse por trabajadoras que estén en edad de ser madres. Es un paso atrás.

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