Opinión

Celestes cicatrices

BUENAS O malas, las experiencias nos construyen, forjan nuestro carácter. Después de la temporada 2016/17, el Celta no será el mismo club que era antes. Tras batallar con Goliats y haber medido la estrechez de la franja que separa gloria y frustración, lucirá nuevas arrugas, nuevas cicatrices. Como toda cicatriz reciente, ahora duele. Tiran los puntos de sutura, al igual que escuece fabular qué hubiera ocurrido si, en el minuto de los héroes, Beauvue hubiese disparado a gol o Guidetti hubiese tenido más determinación para atacar la pelota. Pero, en cualquier caso, son cicatrices que el Celta lucirá con orgullo y que le servirán para afrontar retos con reforzada solidez. Porque una cicatriz ya no se puede quemar.

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