Opinión

Inmortalidad

Messi celebra uno de los goles de Argentina. EFE
photo_camera Messi celebra uno de los goles de Argentina. EFE

ME EMOCIONA mucho Messi. Alimenta mi propensión a la melancolía por los cuatro costados: por admirar su última reivindicación de genio, por ya no poder verlo de seguido, por ser consciente de que se irá pronto, por saber que con él también se marchará definitivamente una etapa de mi propia vida que en parte, qué se le va a hacer, está unida a su recuerdo. 

Tal vez el domingo haga como Zidane en 2006, quien, dejando una cicatriz en mi alma futbolera, se retiró como un antihéroe de western, solitario y con la gloria extraviada tras asestar justicia a un villano. Pero daría igual; Messi ya es inolvidable. Ya es inmortal.

Comentarios