Opinión

Mathieu, esencia del Clásico

GUSTE O no, el fútbol se paraliza el sábado para el Clásico. De Barcelona y Real Madrid, esta semana se ha analizado hasta su duelo en accidentes de tráfico al volante de Ferraris rojos (y no, no es broma). Se puede observar que, desde hace un par de años a acá, ambos tienen un estilo de juego cada vez más parecido, que es el de jugar a arreones y bofetadas entregándose a la voracidad goleadora de sus estrellas, perdida la tiranización de la pelota a la que obligaba Pep Guardiola en un caso, y orgullosamente aferrado a sus principios históricos de casta y supremacía en el otro. De igual manera, se insiste en que el Madrid llega con más certezas sobre su potencial que el Barça. Pero, en realidad, todo aficionado sabe que, en el momento del pitido inicial, de nada sirven las tendencias o las dinámicas que tenga cualquiera de ellos. Que se ataque a Zidane porque no muestra hechuras de estratega o que Messi lleve unos cuantos partidos sin ser Dios contra el eterno rival. Como se vio hace dos temporadas, puede subir Mathieu a rematar un saque de falta y dinamitar cualquier pronóstico. Esa es la grandeza del Clásico.

Comentarios