Prefiero no vender humo. Otros veranos he viajado al extranjero porque me resulta muy excitante, pero creo que jamás he aprendido nada trascendente cuando he turisteado lugares exóticos, igual que supongo que un coreano no halla conocimientos reveladores sobre Galicia en la plaza del Obradoiro. En cambio, este verano de pandemia no he salido de la provincia y calculo que he dormido cerca de diez horas al día. En contra de las ansias hiperproductivas de la sociedad, la neurología sostiene que dormir por encima de lo recomendado no es una actividad ociosa, sino realmente útil para reparar el cerebro. Quizás hayan sido las vacaciones más provechosas de mi vida. En fin, a algo hay que agarrarse…
