Opinión

Cayetana manda mucho

ALFONSO ALONSO está preocupado. No es para menos. No hay forma de que Pablo Casado diga, de una vez por todas, si le confirma como cabeza de lista para las inminentes elecciones en el País Vasco. No es solo que Alonso sea el último superviviente de los próceres del PP que apoyaron la candidatura de la exvicepresidenta Soraya Sainz de Santamaría, es que además Cayetana Álvarez de Toledo le considera un pusilánime.

Todavía escuecen en el PP vasco las palabras de la portavoz parlamentaria y mano derecha de facto de Pablo Casado, quien tildó de blandos a hombres y mujeres que se habían jugado la vida en los años de plomo precisamente por representar sus siglas. Ha sido esa falta de correctivo público por parte de Casado a Cayetana y el distanciamiento paulatino de Génova el que ha empujado a Borja Sémper a dejar las filas del PP. En su despedida hizo un sentido alegato a favor de la moderación y en contra de la derechización a la que Vox está arrastrando al PP.

Conviene, además, recordar la fluida relación de Cayetana Álvarez de Toledo con la que fuera consejera vasca socialista Rosa Díez. Ha sido un mutuo flechazo ideológico y no han dudado en aparecer en diferentes actos de campaña juntas. Incluso el pasado diciembre, acompañadas de Arcadi Espada, celebraron el día de la Constitución en el País Vasco. Rosa Díez, en su enésimo giro ideológico, no duda, ahora, en pedir el voto para los populares y cabe preguntarse si para Cayetana no sería ella la candidata perfecta para ocupar Ajuria Enea, desde su firmeza de carácter y su rechazo al foralismo. ¡Qué extraños compañeros de viaje hace la política y al afán de medrar!

Lo cierto es que Casado no suelta prenda. En las entrevistas de esta última semana ha contestado con vaguedades a la designación del candidato en Euskadi. Mientras, Alonso se postula de forma prudente e insiste en que está preparado para encabezar la lista de los populares vascos. Esta indefinición de Casado y su equipo de fieles se justifica por el malestar del PP vasco que defiende a ultranza a su dirigente. Han sentido profundamente la marcha de Sémper y no están dispuestos a aceptar un candidato paracaidista nombrado por Madrid, y mucho menos dentro de la coalición con Ciudadanos, una fuerza política absolutamente irrelevante y residual en Euskadi.

La situación es tan tensa que Inés Arrimadas, promotora de la iniciativa de listas conjuntas, no quiere ni hablar del País Vasco y proclama que en esta circunscripción le corresponde nombrar candidato al PP. Mientras pelea por mantener en Cataluña a Lorena Roldán, su clon físico y político. Cayetana Álvarez de Toledo no va a olvidar el reproche de Alfonso Alonso, cuando le recordó que su impertinencia, al llamarles pusilánimes, había revivido el dolor de los militantes del PP vasco.

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