NO DA igual ganar o perder contra el Murcia, pero verán: la promoción de ascenso es trascendente, pero no trascendental para el futuro del club granate. Puede influir en el destino, pero no lo determinará.
La gran virtud de la entidad pontevedresa de la actualidad, a diferencia de otras de Segunda B y de ella misma en un pasado no muy remoto, es que la gestión de sus dirigentes garantiza su supervivencia y sostenibilidad.
Los miembros del consejo de administración que encabeza Lupe Murillo han sido capaces de construir un proyecto deportivo competitivo y, paralelamente, han mejorado la situación económica.
El PCF reduce su deuda cada temporada gracias a la liquidez aportada por Conservas Pescamar con la compra del gran paquete accionarial de la última ampliación de capital y al rigor de los dirigentes con los números.
En tres temporadas ha ascendido a Segunda B (2015), coqueteado con el play-off a Segunda A la pasada temporada y logrado el pasaporte para él en la actual. No necesita subir para seguir con vida. Hasta nueva orden, ese mensaje forma parte de eras pretéritas.
Probablemente el PCF no mueva en la actualidad a tanta afición como en 2010, no sea tan dominante dentro de la categoría ni pase la primera ronda de esta fase de ascenso, pero ha sentado las bases para ser cada día más competitivo y fiable que el día anterior.
