Opinión

Dinero y civismo

El uso de bengalas en un recinto deportivo implica un riesgo para la salud de las personas y una multa para el club que organiza el partido


D isculpamos a la juventud porque es joven y, por naturaleza, atrevida. Un chico que ve a una chavala de su edad con ojos lascivos resulta simpático, mientras que un adulto bien adulto que incurre en el mismo pecado no sube del calificativo de baboso.

El civismo es una virtud recomendable para todos los públicos, da igual la edad, independientemente de los atenuantes y los agravantes.

Siempre se ha reconocido el buen trabajo que realiza la afición del Fondo Norte de Pasarón en la creación de un ambiente propicio para el Pontevedra Club de Fútbol. Anima como nadie, no sucumbe al desaliento y se muestra tenaz a pesar de la lluvia, del invierno y de los silbidos y protestas de algunos focos críticos de Preferencia y Tribuna. Merecen ser reconocidos por ello.

Pero también incurren en errores de juventud -o no tan juventud- en algún caso, que deben evitar.

Cuando el responsable de megafonía del estadio solicita educadamente a los fieles que no incurran en alguna actitud, el valor de sus palabras no es el de una oferta del Carrefour. Lo hace porque en muchas ocasiones la actuación reprobada puede suponer un castigo para la entidad.

El domingo, algunos seguidores de Fondo Norte (no muchos, conviene no imaginar que Pasarón fue un Partizán-Estrella Roja de la Liga Serbia), no se sabe si por ignorancia, influencia del alcohol o por hacerse los graciosillos ante sus amigos, se dedicaron a lanzar bengalas sobre su grada para iluminar el plúmbeo día, desoyendo los mensajes de la megafonía.

Además del dinero que cuestan y del riesgo que implica usarlas, deben saber que su uso en un recinto deportivo supone una sanción económica para el equipo de casa. Ahorren dinero, no jueguen con su salud ni la de los demás y no le cuesten dinero a su club. Sean cívico

Comentarios