Opinión

Tres años y dos meses

EL PERFIL ▶ Luisito pasará a la historia del Pontevedra por sus récords, por el ascenso a Segunda B de 2015, por el play-off de 2017 y por su controvertido carácter, capaz de generarle tantos amigos como detractores
 

Hay entrenadores que pasan desapercibidos, otros a los que se les recuerda vagamente, otros que son recordados en un club y otros, no muchos, cuya pegada es imborrable. Luisito es de los últimos. Pocas veces en la historia del Pontevedra Club de Fútbol ha habido un técnico tan querido y controvertido al mismo tiempo, con tanta capacidad para generar debate, para crear defensores tan acérrimos como detractores voraces. 

Este martes dejó de ser el entrenador del primer equipo del Pontevedra después de tres años y dos meses al mando: el dato temporal no supone una plusmarca, pero la cifra de partidos seguidos en Liga sí. Nadie ha estado tantos duelos de forma consecutiva en el banquillo de Pasarón como el entrenador teense. En ese tiempo ha conseguido grandes éxitos, se ha convertido en el paragüas del club y del equipo y ha discutido hasta la saciedad con Lupe Murillo para, al instante, pasar a defenderla y ser defendido por ella. Su estancia en el cuadro de la ciudad del Lérez no se puede entender sin la presidenta ni sin Roberto Feáns. Sus nombres aparecen en todas las grandes entrevistas concedidas por el preparador, en todas sus decisiones importantes y en casi todas sus declaraciones relevantes. Y siempre con elogios. Nadie le podrá achacar falta de lealtad en sus palabras. 

El teense es parte importante de dos grandes éxitos del cuadro de Pasarón: su ascenso a Segunda B en 2015 y la clasificación para el play-off a Segunda División en mayo de 2017. 

Ambos hitos le han concedido crédito. Eso y su incansable trabajo han conseguido que la entidad granate desoyese algunas voces críticas por su polémico carácter y sus duras declaraciones y confiase en él plenamente, incluso después de presentar su dimisión, hace mes y medio, en Talavera, cuando se reconoció «muerto». 

Muchos aspectos sorprenden de su trayectoria: por ejemplo, su crítica inmisericorde hacia el joven Luisito. «Detesto ao Luisito xogador», reconoció en más de una ocasión. 

También llama la atención la naturalidad con la que habla de su familia, lo que ha llevado a su progenitora, a «mamá», como él la refiere públicamente, a ser una de las madres del fútbol gallego. 

¿Qué decir de su excelente relación con los futbolistas? El tono agresivo que emplea con ellos en los entrenamientos contrasta con la estrecha relación que mantiene con muchos, que lo han dado todo para revertir la situación del PCF. 

Casi siempre ha extraído hasta la última gota de sus hombres. Esa ha sido una de sus principales virtudes, aunque esta vez no se ha plasmado. Y eso le ha costado el cargo.

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