CADA DíA estoy más convencido de lo poco que sabemos sobre nuestra comida. El plato del día es lotería si no media esa confianza de tiempo entre restaurador y cliente. Hay lugares donde cocinan honestamente y otros donde asumen que el cliente está tan de paso como el trozo que va a la cazuela. Alguien me dijo que no me preocupara demasiado de la contaminación ambiental, ‘ocúpate de saber lo que ingieres’. Y recuerdo cuando en el bar de la facultad podía comer por doscientas y pico pesetas un menú básico que incluía lenguado. El camarero y yo nos sinceramos: era fletán, y no pasó nada. Buen producto de los tiempos del Estai y muy sabroso. Lo del panga llegó después. Lo que molesta es el engaño o los argumentos fraudulentos. Ayer leí una estadística con la ‘sorpresa’ de que La Rioja o Castilla-La Mancha «sean las zonas en las que menos vino se consume, 1,8 y 1,7 litros respectivamente, frente a los 4,2 de media de cada español». Será que allí mucha gente no necesita comprarlo y no computa en la cesta. También dice que los canarios no compran plátanos y los asturianos son los devoradores de manzanas por antonomasia. Es probable que también se las beban.
Buscar
Servicios
El Grupo
Comentarios