Opinión

Morir de éxito

IMPRESIONA NUESTRA facilidad por legarnos. Llevamos 25 años consecutivos a la cabeza de donaciones de órganos, sin que nadie nos arrebate ese podio en el informe Pisa de la solidaridad. Otro misterio es cuando se muere una persona mayor y, a los pocos días, fallece su compañero o compañera. Esta Navidad volvió a ocurrir en mi entorno. Varias parejas lo dejaron juntos, como si un hilo apenas elástico las uniera. Los rompecabezas vitales son así y en el ámbito artístico tampoco dejan de sorprendernos. Entre las conclusiones del último año, morir prematuramente de éxito se puso de moda. ¿Les hago el repaso? George Michael (53 años), Prince (67), Bowie (69), Juan Gabriel (66) y Manolo Tena (64), que tenía previsto actuar en Burela. Cruyff o Carrie Fisher son otros ejemplos famosos, y aún recordamos a Lemmy de Motörhead (70), que vino seriamente tocado al Resu, tocó y se murió, hace poco más de un año. Muchos eran grandes artistas que tenían a gala su irreverencia y algo de prisa en vivir.Yo acabo de perder, en cambio, a dos personas longevas y me quedo con un par de lecciones suyas. En realidad, con sus sonrisas. Mi vecina Antonia, la ‘Chinita’, que todos los días pedía un taxi para ir a desayunar a Viveiro, recorrió el mundo con gran ánimo y la cabeza por delante. Era una mujer menuda pero de amplia sonrisa, como mi madrina Chelo, de Riotorto. Ella tampoco la perdió nunca. Sonreír ayuda a un largo camino. Buen viaje.

Comentarios