Opinión

Nokia 3310 y más retornos

EL MOBILE World Congress, el congreso mundial de telefonía en el que el Rey habla en catalán y el presidente de la Generalitat en inglés, ha sido este año el de la nostalgia. El retorno de Nokia con un simple móvil, a 50 euros y que ‘solo’ sirve para hablar, enviar SMS y entretenerse con algunos juegos clásicos, ha eclipsado todas las modernidades del certamen, incluidos los selfies 360º. El 3310 que todos abandonamos alguna vez, vuelve y seduce a frikis y a quemados con las redes sociales e Internet. Quizás solo sea una tendencia más, un segundo terminal para desconectar del smartphone en fin de semana, pero lo mejor del fenómeno es reconocer lo útil o bien hecho y ocurre en muchos otros ámbitos. Basta con mirar la dedicación que muestran los recuperadores de coches clásicos, retornando a la vida auténtica chatarra de calidad y renegando de los actuales vehículos, con sus pantallas y electrónica de a bordo. Volver a conducir a pelo, sin control de tracción ni más chismes en el salpicadero que un Elvis moviendo la cadera, es algo que se paga, como la tranquilidad de un teléfono recargable de pascuas en ramos y que siempre está ahí para algo verdaderamente urgente.

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