Opinión

2018 Año Diego de Pantoja

CUANDO LA Ciudad Prohibida estaba vetada a los extranjeros, él la visitaba o vivía en ella con relativa frecuencia. La enseñanza del clavicordio al entorno del emperador –Wan Li era un reconocido melómano–, la fabricación de relojes y contribuir al mejor conocimiento de la medida del tiempo, desarrollar la tecnología y la cartografía chinas..., fueron la causa de la inaudita excepción. El protagonista, un jesuita de Valdemoro. Diego de Pantoja fue el precursor de los seculares intercambios culturales entre China y España. Andadura iniciada en el siglo XVI por las dos indiscutibles superpotencias mundiales del momento, dirigidas entonces por la dinastía Ming y la Monarquía Hispana. Ahora, con motivo del cuatrocientos aniversario de su fallecimiento, China y España han aunado esfuerzos para rendir homenaje a un personaje perfectamente conocido en el país oriental y, como tantos otros, completamente desconocido en su país. Aquí, únicamente algunos especialistas de los siglos modernos sabían de su existencia.

Acompañando a Matteo Ricci, Diego de Pantoja llegó a Pekín en 1600. De los 21 años que vivió en China –casi la mitad de su vida, pues falleció joven a los 47 años–, 17 residió en la Corte Imperial. Al igual que hizo Pedro Páez en Etiopía, siguió la política de adaptar el cristianismo a la cultura, las costumbres y tradiciones chinas, estrategia conocida como Teoría –o Política– de la Adaptación. Para tal fin cambió su nombre por el de Páng Dí’é y vistió –también Matteo Ricci– como los letrados chinos. Pedro Páez igualmente vestía como los abisinios. De hecho, en las imágenes de ambos que han llegado a nuestros días aparecen ataviados como cualquier etíope o chino del momento. Dos obras destacan del inmenso legado de Diego de Pantoja. Una de ellas, redactada en chino, Qike daquan, es un clásico de la literatura china. La extensa carta escrita en 1602 a Luis de Guzmán –Provincial jesuita de Toledo y no arzobispo de la ciudad como erróneamente se afirma en ocasiones– es un tratado de referencia sobre la geografía, historia, cultura, sistemas de gobierno... chinos. La inmediata publicación en francés, alemán, inglés y latín hablan de su importancia.

China ya comenzó los eventos conmemorativos el año pasado. España va a rebufo y fue en abril cuando se presentaron los actos a celebrar en nuestro país. En mayo, con el telón de fondo de la Ciudad Prohibida, en la plaza de Tiananmen se celebró el ciclo de conciertos La clave del emperador. Las publicaciones en Oriente son múltiples. Uno de los acontecimientos más interesantes es la visita guiada a los Itinerarios pantojianos. Recorrido por los lugares de Pekín donde pervive la huella del jesuita en la actualidad: la catedral vieja, el cementerio de Zhalan –con el frontispicio de las tumbas de los jesuitas presididas la inscripción IHS rodeadas del dragón imperial–, el antiguo observatorio astronómico... Buena noticia sería que el próximo curso escolar, a todos los niveles, contemplase un recuerdo mínimo para Diego de Pantoja, para quien fue puerta entre culturas.

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