Opinión

Atasco VIP en el Everest

HUBO UNA época donde la escalada a las altas cumbres estuvo asociada al romanticismo. Excepto para una minoría fiel a las viejas pautas, la situación no es así en la actualidad. El hecho viene de atrás. Lo hemos podido comprobar la semana pasada en el monumental atasco con más de doscientas personas haciendo cumbre al mismo tiempo en ese inmenso basurero y cementerio que es el Everest. Aprovecharon para ello una "ventana de buen tiempo". La icónica fotografía fue obtenida por uno más de los que han convertido al alpinismo en auténtico postureo, en una actividad propia de la hoguera de las vanidades. La aventura al alcance de muy pocos de antaño es ahora una simple atracción turística realizada en un campo temático. Lo importante en la actualidad es tener el suficiente dinero para costear el capricho.

La franja monetaria comprendida entre los 30.000 y los 120.000 euros conforma el peaje a pagar. Doblado el ecuador de la década de los ochenta del siglo pasado irrumpió con fuerza el alpinismo comercial en el Himalaya. De modo oficial, la primera cumbre la logran el 29 de mayo de 1953 Edmund Hillary y Tenzing Norgay. Once personas más habían coronado el techo del mundo en 1963. En la romería actual, menor es el riesgo cuanto más cara es la agencia contratada. Con ellas trabajan los mejores sherpas y mayor es el número de esos especialistas ofrecido a los contratantes -dos, tres y hasta cuatro por montañero-. También controlan los mejores espacios de los campamentos, ofrecen mayor cantidad de oxígeno embotellado a los clientes y son los paganos quienes marcan el ritmo de la escalada. Fácil resulta adivinar a que grupo pertenecía la mayoría de los once muertos en la actual campaña. En esta orgía del consumismo desnaturalizador del espíritu del montañismo, bueno es recordar a los muertos. En el Everest, hasta 1999 su cifra oficial fue de 165. Con los once fallecidos en los últimos días su número asciende a 308.

Las "ventanas de buen tiempo" resultan fundamentales en este montañismo del súper pudiente. Como explicaba hace unos días en un medio digital Pérez de Tudela, la época idónea para semejante alpinismo es el del pre monzón, entre el 20 de mayo y el 15 de junio. Añadamos lo más sofisticado de las nuevas tecnologías. Con ellas, vía satélite, se puede acceder a las predicciones meteorológicas con una verosimilitud meridiana. Así, este montañismo de "alto standing" —en lo crematístico— puede hacer predicciones, en teoría ultra precisas, de la aparición de una "ventana de buen tiempo". Pero, la naturaleza es imprevisible y, entonces, surgen las catástrofes. Eso pudo acaecer muy bien el pasado miércoles día 22 cuando más de 200 personas tuvieron que permanecer inmóviles varias horas debido al atasco a menos de cien metros de la cumbre del Everest. Todo lo escrito no es exclusividad del Everest. Sucede en el conjunto de las grandes altas cumbres. En España también. ¿Acaso no está súper masificado el Aneto? ¡Qué maravilla cuando uno tenía veinte años y podía "perderse" camino del Monte Perdido! ¡Qué gozada el Benasque de entonces!

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