Opinión

Autómatas del siglo XVI

FUE UNA DE las figuras más destacadas del panorama técnico-científico de los inicios de la Modernidad. Con esas palabras iniciaba hace dos años un artículo sobre Juanelo Turriano en esta columna. En la afirmación me ratifico. Relojero real, inventor, matemático, astrónomo, arquitecto, ingeniero hidráulico capaz de crear un sistema para elevar 100 metros el agua del Tajo y abastecer del líquido elemento a Toledo, creador de autómatas en el siglo XVI en funcionamiento en la actualidad... En cualquier país del mundo sería una de las personalidades más populares del mismo. Un manto de silencio rodea su recuerdo en España.

En marzo hizo dos años protagonizó este espacio a raíz de la exposición organizada por la Biblioteca Nacional de España del 8 de febrero al 6 de mayo bajo el título 'Juanelo Turriano, genio del Renacimiento'. Otra reunión similar le devuelve el protagonismo. En el 'The Metropolitan Museum of Art' de Nueva York se realizó este año la exposición 'Making Marvels: Science & Splendor at the Courts of Europe'. Una de las estrellas de la misma fue el autómata del siglo XVI 'The Moving Monk' del 'National Museum of American History, Smithsonian Institution' de Washington. Ese precursor de los actuales robots fue uno de los varios autómatas creados por Juanelo Turriano. En este caso en el año de 1562.

Se trata de una figura hecha de hierro y madera con rastros de esmalte de distintos colores y unas medidas de 40,64 cm x 15,24 cm x 12,7cm. En su interior alberga un sofisticado mecanismo de relojería generador de los movimientos. Según la leyenda es la recreación de fraile San Diego de Alcalá. El autómata camina y describe un trapezoide al poner un pie detrás de otro. Con la mano derecha se da golpes en el pecho como si entonase un 'mea culpa'. Alza y baja una pequeña cruz de madera y un rosario que lleva en la mano izquierda. Gira la cabeza, mueve los ojos y también la boca, en este caso para crear el efecto de estar rezando. De vez en cuando también acerca la cruz a los labios y la besa. En la actualidad el autómata funciona con la misma perfección de hace 458 años -¡eso es fiabilidad!-, cuando Felipe II, para regalárselo a su hijo Carlos, hizo el encargo a Juanelo Turriano.

'The Moving Monk' no fue el único autómata creado por Juanelo Turriano. El 'Kunsthistorisches Museum' de Viena alberga a una 'Autómata musical de una dama de la Corte española con laúd', cuya autoría se le atribuye a nuestro personaje. Sin embargo, el autómata más famoso obra de Turriano fue el 'Hombre de Palo'. Durante años recorrió las calles de Toledo. Por desgracia hace tiempo fue destruido. ¡Así cuidamos obras geniales en nuestro país!.

Quien fue considerado 'el nuevo Arquímedes' era una figura muy conocida en su época y recibió honores inusuales para un científico. Su persona y asombrosas realizaciones aparecen en obras de Cervantes, Quevedo, Góngora, Lope de Vega o Ambrosio de Morales. Hoy, en España, ha caído en el ostracismo.

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