Opinión

El castellano en China

"...EL que mas ha mostrado desearle ha sido el grande emperador de la China, pues en lengua chinesca habrá un mes que me escribió una carta con un propio, pidiéndome, o, por mejor decir, suplicándome se le enviase, porque quería fundar un colegio donde se leyese la lengua castellana, y quería que el libro que se leyese fuese el de la historia de don Quijote...." Así comienza Miguel de Cervantes la dedicatoria de la segunda parte del Quijote a su mecenas, el gallego conde de Lemos. Darío Villanueva lo recordó el pasado miércoles día 19 con motivo de la inauguración del primer centro de la RAE en China. La causa, la reciente decisión del Gobierno chino de incluir a la tercera lengua más hablada en el mundo en Bachillerato, junto con el inglés, el ruso y el japonés. En 2012 las autoridades chinas se vieron obligadas a rechazar 7 de cada 10 solicitudes para estudiar castellano en China, aunque son unos 40.000 los alumnos de la lengua de Cervantes -4.000 en 2005- en la actualidad. El centro de la RAE se une a los dos Institutos Cervantes y las 120 universidades chinas donde se imparte castellano. Las previsiones son de un crecimiento exponencial si tenemos presente que cada año nueve millones de jóvenes chinos realizan la 'Gaokao' -ABAU o Selectividad nuestra- y en el plan piloto realizado en los últimos tres años, el Gobierno chino se vio desbordado ante las solicitudes para estudiar castellano en sus institutos. Ante esa demanda, también en Primaria se impartirá castellano. Una lengua, el castellano, con una asombrosa vitalidad y actual expansión mundial enviada al ostracismo, cuando no perseguida, en territorios del Estado español. Inaudita situación a nivel mundial, refrendada con el beneplácito de los gobiernos estatales del PP y PSOE en las últimas décadas.

No debe sorprender el inicial texto de Miguel de Cervantes. En ese momento las relaciones entre China y lo que hoy es España ya eran intensas. Lo siguieron siendo durante siglos y siempre pacíficas, a diferencia de lo acontecido con otros países europeos. En el fondo, la situación era interesada y las dos grandes superpotencias mundiales del momento se estaban repartiendo un enorme pastel. Hace unas semanas recordábamos aquí a Diego de Pantoja, el jesuita español primer occidental en entrar en la Ciudad Prohibida. Más tiempo ha transcurrido cuando en este mismo espacio hablamos del intercambio secular de metales preciosos hispanos por especias, sedas, porcelanas... chinas.

El castellano que se impartirá en China será el Panhispánico, pues no nos debemos cegar por el pasado y centrémonos en el presente y el futuro. Latinoamérica es quien está en el punto de mira de China, no España. Pero la decidida apuesta de la actual primera potencia comercial mundial por el castellano permite hacer una comparación en el plano docente. Cuando hace unos años en España existía un amplio número de enseñantes de francés sin casi alumnos, no fueron obligados a reciclarse como les sucedió a miles de españoles. El francés, una lengua en recesión, pasó a ser la segunda lengua extranjera. No se apostó por el futuro y eligió el alemán, el ruso o el chino.

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