Opinión

Gallegos en la exploración de Alaska

Dentro de la serie de exploraciones realizadas por la Monarquía Hispana durante la segunda mitad del siglo XVIII desde la Alta California al último confín de Alaska, consecuencia del interés ruso por la zona del que se tuvo conocimiento en Madrid gracias a la información de los servicios de espionaje hispanos en el Imperio ruso, especial interés para Galicia tiene la de 1779. Protagonistas de ella fueron dos gallegos.

Un militar nacido en Corme, Francisco Antonio Mourelle de la Rúa y un franciscano natural de Malpica —origen atribuido por los historiadores Gómez Canedo y Abella Chouciño—, el padre Juan Antonio García de Riobó. Relativamente conocido el primero, sobre todo gracias a la magnífica monografía de Amancio Landín Carrasco. Desconocido en la práctica el segundo tanto en Galicia como en España, una buena fuente de información sobre el religioso descansa en la biblioteca de la Universidad de Yale. Lugar de inexcusable recurso para tomar contacto con su obra.

De origen humilde Mourelle de la Rúa, Landín Carrasco lo considera "el último descubridor español" y "de los pocos marinos de su tiempo que ascendieron desde el empleo más modesto al de Jefe de Escuadra". Desde las bajas instancias de nacimiento, gracias a sus méritos como militar y explorador, unido a los servicios a la Corona, recibió el título de Caballero de Santiago.

Hoy en día, a más de 50ºN, la isla Maurelle forma parte del archipiélago Discovery. Es el reconocimiento de Canadá a la labor exploratoria de este cormelán. Fue en 1902 cuando el Geographical Board Canada la bautizó con ese nombre y con el de Maurelle Islands a las islas que le rodean. Caamaño las había nombrado Islas Gallegas —posteriormente fueron citadas como Galician Island—. Por contra, su casa natal de Corme se encuentra en estado de ruina con riesgo de desplome, consecuencia de la desidia del Ayuntamiento de Corme, de la Diputación de A Coruña, de la Xunta de Galicia y del Gobierno de España.

Mourelle de la Rúa y el padre García de Riobó formaron parte de la expedición dirigida por Ignacio de Arteaga y Juan Francisco de la Bodega y Quadra en 1779. Su objetivo era alcanzar la mayor latitud posible del litoral de Alaska. Superaron los 60ºN y entraron en contacto con los esquimales umiak. Violentísimas tormentas les obligaron a desistir de su intento de adentrarse en Siberia. Dos corbetas componían la expedición: La Princesa —también conocida como Nuestra Señora del Remedio— y La Favorita —llamada igualmente Nuestra Señora del Rosario—.

Al frente de la segunda estaba de la Bodega y Quadra, siendo Mourelle de la Rúa el segundo oficial. En La Princesa viajó el franciscano García de Riobó. El 13 de mayo de 1779 ofició la primera misa en suelo de Alaska. Ignacio de Arteaga plasmó el acontecimiento en su diario: "El 13 bajé a la tierra con mi segundo y el capitán de La Favorita, con todos los oficiales de ambas naves, llevando en procesión con toda reverencia a la Virgen del Rosario y después de haber desembarcado en la playa la Soberana fue colocada en un altar que yo pedí se creara...". Posteriormente Riobó también realizaría el primer bautizo en Alaska.