Opinión

Ganar a lo Walko

EN CUALQUIER selección de las pruebas deportivas más importantes del planeta, siempre tendrá cabida el Tour de Francia. Es la más importante del ciclismo y una de las más relevantes competiciones mundiales. Vencer en La Grande Boucle es el sueño, la meta siempre deseada, de todo ciclista. La victoria marca para siempre la carrera del ganador. En teoría, para bien. Pero no siempre ha sido así. Para el vencedor de la edición de 1956 representó una losa de gran magnitud de muy difícil superación. No haber ganado el Tour fue el deseo durante décadas de Roger Walkowiak, un francés hijo de emigrantes polacos.

La edición de 1956 del Tour de Francia se puede considerar atípica. Faltó Bobet, vencedor los tres años anteriores. Tampoco participaron Coppi, Bartali o los suizos Koblet y Kübler. Robic fue atropellado durante el último entrenamiento antes del inicio de la competición. Géminiani compitió bajo las secuelas de una reciente operación de menisco. Walkowiak participó de rebote al ocupar el puesto de Bauvin, quien a última hora pasó a formar parte del equipo oficial francés. Walkowiak lo hizo como miembro de la selección Nord-Est-Centre francesa; él, que había nacido en Montluçón, en el sudoeste de Francia.

Ante la sorpresa general, Walkowiak se vistió de amarillo al final de la séptima etapa, a los pies de las murallas de Angers. Había formado parte del grupo de 31 secundarios que se adelantó en 18 minutos al pelotón después de recorrer 244 km. Perdió el maillot tres días después en Bayona. Pero lo recuperó en otra titánica lucha alpina en la etapa décima octava. El único escollo entonces era la contra reloj de más de 70 km, lucha contra el crono ganada por el español Bover. Walkowiak superó el reto y llegó primero a París. En cuarta posición, a más de diez minutos, lo hizo Bahamontes.

A partir de entonces comenzó su calvario. Fue ridiculizado e ignorado. Se llegaron a acuñar términos peyorativos como Tour a la Walkowiak o ganar a la Walkowiak. Él hizo una definición más correcta: "un Tour a lo Walko en realidad quiere expresar que es un Tour animado, rico en ataques, sin un líder verdadero". Se retiró en 1960 agobiado. Abrió un bar que cerró incapaz de soportar la presión. Volvió a trabajar y desapareció de los medios. Después de cuarenta años de silencio concedió una entrevista en televisión. Incapaz de soportar la tensión, entre sollozos declaró, "nadie sabe cuanto sufrí", "ojala nunca hubiera ganado el Tour". En 2008, 52 años más tarde, llegó su reconciliación con la gran prueba francesa. Ese año, invitado por la organización, en su Monluçon natal, vistió de amarillo a Sastre.

En Walkowiak prevalecía la constancia sobre la brillantez. Era una hormiguita poseedora de una capacidad de sufrimiento agónico indecible. Su táctica consistía meterse en una escapada y sufrir, sufrir y sufrir. Desde el fallecimiento de Kübler en diciembre, era el decano de los ganadores del Tour. El pasado día 7 inició su última escapada. Ahora, el vencedor del Tour vivo más antiguo es Bahamontes. Descase en paz Roger Walkowiak, leyenda del ciclismo.

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