Opinión

La Banda de Música de Salcedo

EN ESTE primer artículo del año quiero rendir homenaje, manifestar mi más profunda admiración, a uno de los mayores fenómenos culturales de esta actual Pontevedra caracterizada por la atonía, tan alejada ella de la brillantez de aquella otra considerada la Atenas de Galicia. Quienes este año cumplen treinta de existencia conforman una de las escasas excepciones –perdón por la redundancia– del anodino escenario. Como natural y persona estrechamente ligada a la parroquia, vaya por delante mi felicitación al orgullo de la misma, a la Banda de Música de Salcedo.

Si no me falla la memoria, el 6 de agosto se cumplirán tres décadas del momento en el cual unos padres ejemplares depositaron en el registro del Gobierno Civil el acta fundacional de la Asociación Músico-Cultural San Martiño. Por supuesto buscaban la creación de una organización musical; pero, ante todo, brindar a sus hijos algo diferente a las manidas ofertas cotidianas. Una forma diferente de compaginar ocio y formación con el horizonte del esfuerzo y la superación, valores tan estigmatizados por la sociedad de este nuestro país. Aunque el homenaje es extensivo al conjunto de quienes estuvieron detrás del proyecto, es de justicia recordar los nombres y apellidos de la punta del iceberg, de aquellos que estamparon su firma en el documento: Ramiro Martínez Fraga, Dolores Cortegoso Suárez, María Elena Mariño Gil, Ermitas Patoriza López, Carlos Rodríguez Orozco, Carmen Domingo Ríos, Enrique Pazos Orozco y Marcial Cortegoso Suárez.

La apuesta no fue flor de un día, pues creció y mantiene su proceso de expansión. La Escuela de Música creada en 1988 con unos 25 alumnos –hoy en día su número es bastante mayor– dio sus primeros frutos poco más de un año después, cuando en San Martiño, la fiesta del patrón de la parroquia, hizo su presentación oficial la Banda de Música. Con el paso del tiempo, a ellos se unieron la Banda Juvenil, la Coral Polifónica y la Banda Infantil. Todo un calidoscopio muestra de una cantera inagotable, de un vivero efervescente.

Pronto también llegaron los reconocimientos a la labor en forma de premios. Por extensa, la relación no tiene cabida en este minúsculo espacio. Pero un simple dato permite visualizar el prestigio alcanzado. Al último proceso de selección de director de la Banda se presentaron cerca de 80 aspirantes de diferentes puntos de España y Europa. El vencedor fue un holandés de reconocido prestigio internacional, Marcel Van Bree. Posiblemente una de las razones del dulce momento actual radica en la perfecta sintonía alcanzada entre cantera y destacada internacionalización.

Hace tiempo sigo las actuaciones de la Banda de Música de Salcedo. Me tienen deslumbrado. Cada una de ellas significa una superación de la anterior. Por esa razón, felicidades en este treinta aniversario tanto a responsables como a músicos. Pero a estos últimos, a los jóvenes, deseo manifestarles mi deseo de que perseveren en el trabajo, el esfuerzo, la superación de hoy en día. Únicamente así se alcanza el éxito. Sois el orgullo de la parroquia.

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