Opinión

La exposición sobre el Galeón de Manila

CUANDO TODAVÍA resuenan los ecos de una exposición que en España ha roto todos los parámetros existentes hasta el momento de su desarrollo, la muestra sobre El Bosco, el pasado jueves 15 de septiembre se ha inaugurado, también en Madrid, otra que no mueve a la indiferencia. Por supuesto, cuando finalice el 12 de febrero –si no media alguna prórroga- las cifras no alcanzarán la magnitud de la clausurada recientemente, pues las mismas han sido de récord. Pero el interés de la que ahora ha iniciado su andadura resulta indiscutible. Un dato lo corrobora, la actual es la continuación –aumentada y mejorada- de la celebrada el año pasado con motivo del 450 aniversario del momento en que se instauró la globalización comercial uniendo tres continentes en una única ruta: América, Asia y Europa. El 'invento' pervivió 250 años. El protagonista, ahora recordado y homenajeado: La Nao de China, El Galeón de Acapulco, El Galeón de Manila.

De modo similar a la del año pasado, la presente edición está organizada por el Museo Naval. La muestra de ahora aparece dividida en ocho espacios temáticos: "Desde el descubrimiento del Pacífico al Tornaviaje", "Los itinerarios del Galeón durante los siglos XVI y XVII", "Itinerarios en el siglo XVIII", "Incidencias en la navegación del Galeón de Manila", "Mercados", "La porcelana china", "La evangelización" y "Última etapa (1785-1815). De la Compañía de Filipinas al fin del Galeón". La exposición también muestra la reconstrucción en tamaño real de la bodega de uno de los navíos que realizaban la ruta desde Manila a Acapulco. En una experiencia pionera, el Museo Naval ha incorporado a la muestra una App de Realidad Aumentada. Así, en 3D se pueden contemplar, desde galeones o naos orientales, a las expediciones de Magallanes y Elcano, Loaysa, Legazpi, Urdaneta...

Si de oeste a este viajaban porcelanas, seda, té, jade, marfil, mantones de Manila –los cuales tenían de manileños lo que un servidor de mendicante contemplativo, pues eran fabricados en China-, juguetes, especies...; a la inversa discurría plata –durante muchos años la Monarquía Hispana fue la gran aprovisionadora de China de ese metal precioso-, maíz, cacao, tabaco... Hasta toros, dicho con la mayor asepsia y atendiendo únicamente al dato histórico.

Cuando la gesta de la expansión oceánica, en un acto sin parangón a nivel mundial, es hoy tan menospreciada en nuestro país, la visita a la exposición se nos muestra como un revulsivo, un deseable punto de inflexión. Todo un buen regalo de Navidad, sobre todo para los más jóvenes. El precio de la visita a la muestra resulta asumible para todo bolsillo: 0 euros. Por cierto, la expansión oceánica es uno de los hechos históricos más ocultado por los progres de la enseñanza a nuestros jóvenes. Para los docentes que quieran navegar a contra corriente de esa triste y lamentable tendencia, los organizadores de la exposición han creado una unidad didáctica enfocada a los alumnos de ESO y Bachillerato. Se puede acceder a ella contactando con mtorlop@ fn.mde.es.

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