Opinión

La Invencible inglesa

LA AUTORÍA del término "Invencible", referido a la "Grande y Felicísima Armada" de Felipe II -ese fue su auténtico nombre-, corresponde a William Cecil, Barón de Burghley. Apareció por primera vez en un opúsculo propagandístico de su autoría de diez páginas. Variopintas perlas aparecen en él. Entre otras cosas, en el mismo anima a los ingleses a consumir pescado, "a pesar de haberse alimentado de cadáveres de marineros españoles infectados con enfermedades venéreas». Sin embargo, increíble pero cierto, la popularización del término correspondió a España, sobre todo a partir del siglo XIX. Los ingleses suelen utilizar habitualmente las expresiones "Spanish Armada" o "the Armada".

La visión dominante en España de ese momento histórico habla de un total desastre hispano a partir del cual Inglaterra se hace con la hegemonía marítima y comienza la decadencia del imperio español. Nada más alejado de la realidad, aunque hasta hace poco la aseveración fuese conocida por un reducido sector de la sociedad española, incluso de su comunidad académica. Hace ya unos años, el magistral trabajo de Casado Soto demostró la falacia de la debacle de la Gran Armada. En primer lugar, su objetivo no era asaltar de forma directa Inglaterra. Se trataba de un simple convoy de transporte escoltado por una veintena de navíos de guerra.

El asalto correspondía a los tercios de Alejandro de Farnesio. Únicamente tres fueron las pérdidas de los barcos de combate. Los hundidos fueron barcos de carga en su mayoría mediterráneos. El fiasco le correspondió a la "Contra Armada" o "Invencible inglesa" en la operación de respuesta del año siguiente. Según fuentes españolas, de los casi 30.000 miembros de la flota inglesa, menos de 4.000 reclamaron su paga en Londres cuando regresaron -algunos no la demandaron-. Para los británicos, partieron más de 18.000 y regresaron menos de 5.000. La derrota inglesa y la capacidad hispana de rehacer rápidamente su flota reforzaron su supremacía marítima durante casi medio siglo más, hasta la Batalla de las Dunas. La Contra Armada inglesa ha sido el eje central del congreso internacional celebrado en Cartagena (Murcia) hace unos días, desde el 23 al 26 del pasado mes de abril. Por él pasó una pléyade de grandes especialistas. Desde Geoffrey Parker (Ohio State University, USA) o Colin Martin (University of St
Andrews, Reino Unido), a Hugo O’Donnell (Real Academia de la Historia de España). Superior es el estado de conocimientos después de su realización.

Fructíferos están resultando los últimos tiempos para la historiografía española con el derrumbe de una serie de  mitos. Algunos han desfilado por esta columna: Gerónimo, Moctezuma... Ahora, la Contra Armada inglesa. Puedo asegurarles no será el último. Presto a salir de puerto para dejar los hechos históricos en su justo punto y asignar hazañas a quien las realizó se encuentra otra gesta. Mientras, Pontevedra sigue ignorando la celebración del tercer centenario de su destrucción por parte inglesa. Todo lo contrario hace la ciudad herculina. ¿Por qué Pontevedra no se mira en el espejo de Cartagena y genera un debate enriquecedor?

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