Opinión

La peste en Pontevedra (I)

LAS BUBAS visitaron con toda virulencia a los moradores de Pontevedra en 1515. Consecuencia de la indeseada presencia fue el Voto de San Sebastián. Así lo testimonia la Tabla de Ceremonias del Ayuntamiento de Pontevedra. Fernández Villamil dejó constancia de una nueva presencia de la peste bubónica a partir de 1567. El contagio entró por el Grove y se expandió por Galicia. Sabemos de su presencia en Pontevedra en 1570 debido al pleito generado por el vecindario de Lourizán al rechazar la presencia en la parroquia de habitantes pontevedreses que buscaban en ella refugio. La peste todavía formaba parte del acontecer cotidiano cuatro años después. El 6 de junio de 1574 los munícipes pontevedreses rechazan la presencia en la villa del Lérez de miembros de la familia Sarmiento de Redondela, parientes de la máxima autoridad pontevedresa el juez don Antonio Sarmiento. La reincidencia de don Antonio en el intento de protección familiar desembocó en un pleito al impedir el regidor Juan de Vega la entrada del bachiller Ternero, vecino de Compostela y cuñado del juez. Don Antonio Sarmiento intentó desposeer del título al regidor, pero la sentencia del máximo órgano de Justicia de Galicia, la Real Audiencia, fue favorable al mercader oriundo de Villalón. Un nuevo contagio pestífero contempló el bienio 1579-82. Una década después, el 7 de junio de 1593, la reunión del Ayuntamiento acordaba pedir a la Real Audiencia y al arzobispo de Santiago un apeo -relación- de los bienes y propios del Concejo, pues "...en tienpo de peste abian entrado de noche en el dicho ayuntamiento y ronpido la caja y llebado las dichas hescripturas...".

El ataque pestífero más intenso de la centuria se produce en 1598. La Real Audiencia nombró Guardia Mayor de la Peste de Pontevedra al licenciado Cervela. Su actuación dio lugar a una serie de enfrentamientos con los procuradores generales pontevedreses -Nuño de San Martiño y Pedro Estévez- y los tres regidores que mantuvieron su presencia en la villa -Rodrigo Mariño de Lobera, Paio de Rivera y Fernán Gutiérrez-, pues la desbandada de la oligarquía pontevedresa fue generalizada. Consecuencia de la controversia fue la pérdida de libertad de los dos últimos: "...mando a Payo de Ribera e Fernan Gutierrez de Bustyllo tengan las dichas Casas de Consistorio por carçel...". Tensa fue también la relación con el médico de la villa a quien le impidió la salida del núcleo urbano. El recurso ante la Real Audiencia de los monasterios de Poio, Lérez, Tenorio, Armenteira, San Domingos y Santa Clara de los cuales era responsable sanitario fue favorable a los centros religiosos.

Dentro del núcleo urbano se asentaba el Hospital de San Juan de Dios. Ante la llegada de la peste fue habilitado otro en el Burgo. La documentación habla de dos hospitales, uno para contagiados y otro para sospechosos. La localización del hospital del Burgo por el licenciado Cervela fue contestada al considerarse errónea su ubicación. El Campo de la Tablada era el lugar tenido por idóneo. Pero allí poseía el licenciado Cervela dos granjas. A una de ellas envió a su hijo cuando enfermó. En ella falleció posteriormente.

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