Opinión

El legado español en EEUU (II)

TEMPRANA Y larga en el tiempo fue la presencia española en el actual estado norteamericano de Arizona. El hecho más curioso y sorprendente fue la causa: la búsqueda de una quimera. Esa primera relación tuvo como finalidad la localización de las Siete Ciudades de Cíbola y Quivira. Al ser una simple fantasía, un mito, el fin buscado fue un auténtico fracaso. Sin embargo la búsqueda permitió explorar gran parte del actual territorio de los Estados Unidos y conseguir importantes descubrimientos geográficos.

Las Siete Ciudades de Cíbola es una leyenda medieval europea de origen portugués. Con la finalidad de huir de la llegada musulmana a la Península Ibérica, siete obispos de Oporto embarcaron con una serie de fieles y navegaron hacia el oeste. Después de una larga travesía fundaron siete ciudades, las cuales, con el paso del tiempo, consiguieron una inusitada prosperidad. Posteriormente España hizo suyo el mito y los siete obispos serían de Mérida y el año de 713 la fecha de su salida de la Península Ibérica. Evidentemente la riqueza y la abundancia presidieron la evolución de cada una de estas ciudades.

Después de la caída de Tenochtitlan, cada vez adquirió más cuerpo la creencia de la existencia de civilizaciones todavía más opulentas al norte del derrotado Imperio Azteca. En 1528 en las costas de Florida naufraga la expedición de Pánfilo de Narváez. Los cuatro supervivientes —entre ellos el, posiblemente, primer africano que puso pie en América, el esclavo Estebanico— emplearon ocho años en recorrer todo el suroeste de los actuales EEUU y el norte de México. A su llegada a Nueva España relataron historias conocidas durante su odisea. Hablaban de fantásticas riquezas existentes en el norte del continente americano. Surge entonces su identificación con las Siete Ciudades de Cíbola y Quivira. El virrey Antonio de Mendoza organiza entonces una expedición encabezada por el franciscano Marcos de Niza, quien ratificará la existencia de esas acaudaladas ciudades.

Una segunda expedición de corte militar partió de Compostela —actual Jalisco—, en Nueva Galicia en 1540. Dirigida por Francisco Vázquez de Coronado recorrió entre 1540 y 1542 Arizona, Nuevo México, Texas, Oklahoma y Kansas —gran parte del posterior hollywoodiense Far West en la inútil búsqueda de las míticas Cíbola y Quivira. Una de las partidas exploratorias dirigida por García López de Cárdenas descubrió el Gran Cañón del Colorado. Fueron los primeros europeos en contemplar tan majestuoso paisaje. Los componentes de la exploración de Francisco Vázquez de Coronado también fueron los primeros europeos en divisar las inmensas manadas de búfalos. Quien se llevó la fama y la gloria, William Frederick Cody —Buffalo Bill—, lo hará siglos después. Los españoles llamaron cíbolos a los integrantes de las citadas manadas. Como cíbolos, asociados a búfalos, siguen apareciendo casi quinientos años después en el Diccionario de la Real Academia Española

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