Opinión

Manual de egolatría

FUE UN FIN de semana intenso. Había sido advertido. Con la mejor de las intenciones se me indicó tuviese cuidado. Tómalo a sorbos cortos. Es droga pura. Sin embargo, la realidad superó las previsiones. Fueron casi dos centenares y medio de páginas llenas de vanidad, de frivolidad, de narcisismo en estado puro. Todo lo ocupa el yo, yo, yo... La propuesta y la alternativa política brillan por su ausencia. Domina lo presuntuoso, lo banal, lo huero. Posiblemente se convierta en un superventas. Tal vez desbanque a otro éxito editorial –fiel reflejo del país– cual es el libro de Belén Esteban. Pero, Manual de resistencia, no pasará a la historia por su aportación a la teoría política.

Con toda justicia han llovido y siguen lloviendo críticas. No es únicamente la ignorancia e incultura que destila confundir a fray Luis de León con San Juan de la Cruz o a Hemingway con Einstein. Lo son también tantas y tantas reflexiones que por su simplicidad causan sonrojo al proceder del presidente del Gobierno de España. Un buen ejemplo lo tenemos en la posterior conclusión a la ya para la posteridad primera medida adoptada al llegar a Moncloa: "dos que duermen en el mismo colchón acaban siendo de la misma opinión". Su justificación de defensor de los animales es digna de un magno estadista: "tengo una perrita y dos tortugas". Conocer como aprendió a andar en bicicleta es de aurora boreal. Para que seguir...

Pero semejante cúmulo de conocimientos y saberes no es monopolio suyo. A su rebufo aparecen algunos de sus ministros. Sin ir más lejos, la semana pasada, en un rotativo nacional, el titular de Cultura mereció la atención del profesor Juan Antonio Garrido Ardila. Un ministro de Cultura que con toda impudicia ha permitido el monopolio internacional de Portugal como protagonista de la primera circunnavegación. Precisamente Portugal, quien más hizo porque la misma no llegase a buen fin. El análisis y la crítica del profesor Garrido Ardila se producía ante la negativa ministerial a estar presente España en los actos conmemorativos del quinto centenario de la llegada de Cortés a México. Como muy bien le recordaba, en el momento de la independencia el 50% de la población era indígena y el 30% mestiza. Por contra, en Canadá el número de indígenas es inferior al 6% y en EEUU no alcanza el 2% del total de la población. Otra demostración del gran nivel del Gobierno lo tenemos en el responsable de Ciencia, Innovación y Universidades. Como todo debe estar resuelto y funcionando a la perfección en esas áreas, no encuentra mejor dedicación a su tiempo que “debatir” vía Twitter con los "terraplanistas". Ese ejército "youtuber" negacionista de la redondez de la Tierra. Debe aburrirse el señor ministro.

El idílico panorama no es exclusividad del PSOE, ni mucho menos. Por desgracia, salvo honrosísimas excepciones, es la nota dominante del conjunto de nuestra clase política. Pocas son las personas brillantes dedicadas hoy en día a la política. Una actividad totalmente en descrédito donde prima la mediocridad.

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