Opinión

Masacre de linces

NENÚFAR PARIÓ cuatro linces esta primavera durante el mes de abril en los Montes de Toledo. Era madre primeriza. Había sido puesta en libertad en la finca El Sotillo de Abajo de Las Ventas con Peña Aguilera (Toledo) a mediados de mayo de 2017. Procedía del Centro de Cría en Cautividad de La Granadilla, ubicado en la cacereña Zarza de Granadilla. En el proceso de adaptación le acompañaron entonces Narnia y Nervio. El padre de los cachorros con toda seguridad fue Mazapán, liberado y asentado en la zona el año anterior. Todo se desarrollaba con normalidad. Gracias a la monitorización se pudo constatar como las crías jugaban con su madre. También fueron visualizados. Sin embargo, la tragedia se cernía sobre el grupo. Un disparo a bocajarro puso fin a la todavía corta vida de Nenúfar. A pesar de las batidas realizadas con la finalidad de encontrarlas, al ser muy jóvenes para sobrevivir por ellas mismas, le acompañaron en el trágico destino las cuatro crías. El cadáver de una de ellas, con visibles signos de inanición fue localizado posteriormente. No así los cuerpos de los otros tres miembros de la camada. La muerte de Nenúfar fue el triste colofón a un año auténticamente negro en Castilla-La Mancha para el lince ibérico, en contraposición al gran año que para esta especie endémica de la Península Ibérica fuera 2018. Al fallecimiento de Nenúfar y sus cuatro cachorros le había precedido la de tres machos: Planeta, Peñafiel y Mazapán. Uno también fue tiroteado. Otro cayó en un prohibido cepo. El tercero falleció atrapado por un ilegal lazo. 

En 1994 con el inicio del Proyecto Life Lince comenzaba su andadura un proceso de largo recorrido con varios programas que llegó al actual Proyecto LIFE+Iberlince. Con todas sus sombras, el éxito resulta indiscutible. Del peligro crítico de extinción se ha pasado al peligro de extinción. A los 94 ejemplares censados en 2002 y un único lugar de presencia, Andalucía, se contraponen los casi 700 contabilizados en 2018. Ahora viven en libertad en un espacio mucho más amplio al ocupar zonas de Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Portugal. 

Como las desgracias nunca vienen solas, otro severo golpe recibió el lince ibérico en este aciago, para la especie, 2019. En los primeros días de junio los medios de comunicación recogieron la noticia del rechazo por parte de la Comisión Europea del nuevo Life Iberlince presentado por España para los próximos cuatro años. De este modo, por primera vez quedaban nuestros linces sin fondos europeos. Arreciaron entonces las críticas sobre el último gobierno del PSOE de Andalucía. De poco realista fue calificado el proyecto presentado ante Europa no solo por el nuevo gobierno de Andalucía, sino incluso por asociaciones ecologistas tan implicadas en la defensa del lince como WWF. Ahora, mientras dure la espera de una hipotética nueva aprobación por parte de la Comisión Europea, la pelota está únicamente en el tejado de España. De nosotros y de nuestras instituciones depende puedan seguir campeando en libertad nuevos Nenúfar, Planeta, Peñafiel, Mazapán... El esfuerzo vale la pena. 

Comentarios