Opinión

Medio siglo de Odisea

ERA UNA deuda contraída desde el 15 de febrero del presente año. Entonces, gracias a este periódico rendí homenaje en los treinta años de estreno a uno de los mejores films bélicos de la historia de cine, a La chaqueta metálica. De aquella emplazaba a los lectores para el 17 de octubre, fecha del medio siglo del estreno en España de otra de las películas cumbre del Séptimo Arte. No fue posible entonces y, ante el "flagrante olvido" español de la efeméride, opté por contemplar la evolución de los hechos. Al final se cumplieron los negros presagios. Frente al protagonismo mundial, en España las cinco décadas del estreno pasaron casi inadvertidas. Ante el ostracismo, la decisión fue de rendir homenaje y recuerdo a la más revolucionaria y considerada por los especialistas mejor película de ciencia ficción -uno reconoce tener al respecto el corazón partido entre 2001: Spacce Odissey y Blade Runner- en el último artículo de este año.

2001: una odisea en el espacio es el punto de inflexión del género de la ciencia ficción. Marca el antes y el después. Sin 2001 no hubiese sido posible la realización en su momento de El planeta de los simios, Blade Runner, Star Wars... De no haber roto todos los moldes establecidos 2001, las otras tendrían que haber dejado transcurrir más años para ver la luz, en el caso de llegarse a concretizar. La película de Stanley Kubrick transformó un género de segundo nivel y barato en otro central del cine y con producciones sumamente costosas. La Metro-Goldwyn-Mayer invirtió unos diez millones de dólares en su realización.

El día de su estreno en Londres, 241 personas abandonaron la sala. El actor Rock Hudson requirió, ¿alguien me puede explicar qué demonios significa esto? Las críticas de algunos medios de comunicación fueron despiadadas. Según el New York Times, la película era "algo a medias entre lo hipnótico y lo inmensamente aburrido". Sin embargo, quien cinco décadas después es una de las obras de referencia del cine, fue un éxito de recaudación. En EEUU superó los 25 millones de dólares. En España los beneficios sobrepasaron los 260 millones de pesetas, una fortuna para aquella España.

Si en febrero indicaba la imposibilidad actual de realizar una película como La chaqueta metálica debido a sus dos años de rodaje frente a la media actual de un mes, el caso de 2001: una odisea en el espacio es todavía peor. Cuatro años fueron necesarios. Se realizaron dieciséis mil tomas y doscientos cinco efectos especiales. Las jornadas de trabajo, en algunos casos de 24 horas, provocaron algún que otro infarto de corazón entre los técnicos. Lo dicho en febrero lo repito ahora. El buen vino necesita mucho reposo. Por cierto. Al igual que en La chaqueta metálica, España también puso su granito de arena en 2001. Parte de El amanecer del hombre se rodó en el desierto de Tabernas, Almería. ¿Y conocen mis convecinos de Salcedo en quien pensó en un primerísimo momento Kubrick para realizar la banda sonora? Pues en Carl Orff, el autor de Carmina Burana.

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