Opinión

Mercado laboral juvenil

A DÍA de hoy resulta difícil cuantificar con absoluta certeza si fueron ellos quienes sufrieron con mayor crudeza los duros embates de la crisis. Ahora bien, nadie cuestiona que uno de los colectivos más castigados por la misma fue el segmento social sobre el cual se asienta el futuro de la humanidad: los jóvenes. En este agonizante 2017 representan más del 35% de los desempleados del planeta. Para el próximo año su futuro no aparenta mejorar, pues las previsiones más oficiales hablan de un incremento de la tasa de desempleo juvenil. Serán los mismos protagonistas que en el presente año, con un porcentaje del 39% de trabajadores -más de 160 millones de jóvenes-, han vivido en la pobreza extrema o moderada en los países emergentes y en vías de desarrollo. Este sector ha sobrevivido con unos ingresos inferiores a los 3,10 dólares al día. Sin embargo el dramatismo todavía es mayor, más negro el panorama actual para los jóvenes. A nivel mundial, más de dos de cada cinco jóvenes son desempleados o trabajadores pobres. La fuente de información está libre de toda veleidad radical. Emana de un organismo de la ONU. En concreto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y su reciente informe “Tendencias mundiales del empleo juvenil 2017”.

Durante los momentos más duros de la crisis el porcentaje de jóvenes españoles sin trabajo superó ampliamente la mitad de sus miembros al afectar al 56% de ellos. Esa cifra, aunque se ha reducido hasta el 38,7% en agosto, es la más alta de desempleo juvenil de los países de la OCDE. Además, según el estudio de la OIT, el hecho de tener trabajo no significa estar a salvo de vivir en la pobreza. Sus percepciones económicas son inferiores al 60% del ingreso medio. De ese modo lideran otra lista nada deseada. Junto con sus homólogos de Grecia, los españoles encabezan el porcentaje de jóvenes que a pesar de tener un trabajo no obtienen con el mismo unos ingresos suficientes para disfrutar de una vida digna. La situación afecta al 20% de jóvenes españoles y griegos. Mientras, la media europea se sitúa en el 12,5%. Datos como los comentados posiblemente guarden alguna relación y ayuden a explicar informaciones como la proporcionada por Eurostat –el equivalente a nivel de la UE del Instituto Nacional de Estadística español-. De seguir sus datos, España es el tercer país europeo donde más ha crecido la pobreza. Nos superan, Grecia y Chipre.

Con el fondo de este hostil mundo laboral juvenil descrito por la OIT, la organización, en su informe, riza el rizo y realiza una proyección. ¿Cómo evolucionará ese mercado laboral entre 2017 y 2030? Calculan una incorporación de 25,6 millones de trabajadores jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 29 años. La mayoría, el 86% de los mismos, procederá de Asia y África, sobre todo de este último continente. En la evolución juega un papel determinante el fuerte envejecimiento de la población de Occidente. ¿Cómo impactarán sus efectos en países como España inmersos en el suicidio demográfico? ¿Y en la moribunda –en lo poblacionalGalicia? ¿Están nuestros protegidísimos jóvenes adquiriendo la formación adecuada para enfrentarse al reto?

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