Opinión

Puente del Burgo. S. XIX (I)

UNA Real Orden de 1803 comisionó la dirección de las obras de la carretera que debería unir el sur de Galicia con la Meseta a don Pedro Acuña Malvar. La realización de la infraestructura se inició con una doble dirección: de Pontevedra a Orense y viceversa. Las obras quedaron paralizadas a causa de la Guerra de la Independencia y, según la documentación municipal, se pretendían reiniciar en 1832. Al año siguiente de la primera decisión del Monarca, en 1804, el Rey encarga a don Pedro Acuña la recomposición del Camino Real de Santiago de Compostela a Pontesampaio. Dentro del proceso de realización de las obras, 1805 contempla el inicio de las enfocadas a la reparación del puente del Burgo. A principios de agosto se baja el maltrecho castillete e inicia el dar más ancho al primer arco del puente. Otros seis arcos más experimentarán el mismo proceso hasta la paralización de los trabajos a causa de la citada guerra contra el francés. El fallecimiento de don Pedro Acuña dentro de los avatares del citado conflicto bélico motivará la suspensión de la obra con siete arcos más anchos y los cinco restantes en un decrépito estado. En esta situación permaneció durante años el puente del Burgo.

El arbitrio de la Blanquilla fue el mecanismo de financiación de la obra. Consistía en la decimosexta parte del importe de las ventas de todo cuartillo de vino del país, o fuera de él, vendido al por menor, "...así por cosecheros como por traficantes...". Afectaba a las 18 parroquias jurisdiccionales de Pontevedra y a las 70 situadas en su contorno a tres leguas. Tres de ellas —San Salvador de Coiro, San Juan de Tirán y San Martín de Moaña— manifestaron por escrito su queja y dejaron constancia de la valoración que les merecía el natural de Salcedo: "...y aunque las parroquias de los exponentes estàn distantes de ella mas de quatro leguas, fueron no obstante comprendidas en la gavela, y fueles indispensable sucumbir a la mano poderosa entonzes irresistible del Comisionado que asi lo quiso...". En la controversia, el Ayuntamiento de Pontevedra obviamente se posicionó a favor del ex ministro. En un escrito afirmaba que las tres parroquias "...no reciben el menor perjuicio en la contribución del citado arbitrio, asi por la nimiedad del impuesto que se reduze a una dezima sexta parte en cada quartillo de vino vendido al por menor, como porque el cosechero nada paga ni contribuie para dicho arbitrio, y si lo hazen los consumidores transeuntes y forasteros...".

El paralizado puente se hallaba en 1820 "...completamente destruhido de su piso, dimanado de los muchos escalabros que ha sufrido y procedido del considerable numero de artilleria francesa y española que por dicho puente ha pasado y de la mucha clase de carruages de todas especies que a cada momento estan transitando, que no solo llega al extremo de hacerse intransitable de a pie y a caballo, sino que a poco tiempo sucederà infaliblemente la ruhina de alguno de sus arcos...". Las obras se afrontarán en 1823 con una cantidad de dinero procedente de la época anterior. Había permanecido bajo la custodia de don Ambrosio Álvarez Pardiñas. ¡Y estaba intacta!

Comentarios