Opinión

Puente del Burgo S. XVI

CUANDO ESTÁ llegando a su fin la reforma en forma de plató cinematográfico de ciencia ficción made in Hollywood del Puente del Burgo. Cuando el cemento, el hormigón y el pastiche cartónpiedra se ha impuesto a la rotundidad del granito. Cuando, una vez más, quienes se autoproclaman garantes de nuestro pasado lo han despreciado con total frivolidad, es buen momento para hacer un recorrido secular por la evolución del Puente del Burgo de la mano de la información emanada por la documentación.

El ecuador del Quinientos es un óptimo punto de partida para el periplo. Pontevedra vive entonces su momento de máximo esplendor. Sin embargo, pronto el mayor y más dinámico núcleo urbano de Galicia entrará en un declive de varios siglos. Saldrá de él en la centuria decimonónica con la concesión de la capitalidad política. Mateo López será quien muestre la mayor actividad constructora durante el siglo XVI. De modo reiterado, junto a las múltiples libranzas del Ayuntamiento como pago a su actuación aparece en la documentación: "Mateo Lopez maestro de las obras de la fuente y puente y muelle de la dicha villa". No fueron las citadas las únicas actividades desarrolladas por la polifacética actuación del portugués en Pontevedra. A modo de ejemplo, el 8 de noviembre de 1568 el Ayuntamiento acuerda hacer pago a Mateo López de 2.733 mrs. por el trabajo realizado en el túmulo conmemorativo del fallecimiento de la reina Isabel de Valois, esposa de Felipe II.

Una de las primeras referencias al deficiente estado del Puente del Burgo la encontramos en la reunión municipal del 17 de agosto de 1563. En ella los munícipes afirman que "... hestava mal adereçada e derrocado muchas partes della y hera nesçesario adereçarla con brebedad porque se caheria o parte della e cayendo no se remediaria con mucha suma de mrs....". Documentación depositada en el Archivo del Reino describe el proceso mediante el cual Mateo López se hizo con las obras: "...y andando ansi en puxa y pregon las dichas obras y edefiçios paresçio delante los dichos señores Mateu Lopez cantero vezino de la villa de Biana ques en el Reyno de Portogal y otros canteros de otras partes y pusieron las dichas obras en posturas e presçios (...), muerta la candela que para ello fue puesta no ubo otra persona ny oficial de canteria que menos pusiese, las dichas obras se remataron en el dicho Mateu Lopez en los dichos siete myll e quinientos e beynte ducados...". Señal de la existencia de liquidez en el Ayuntamiento es la libranza del 4 de octubre de 1565 de 9 ducados "para pagar al pintor las armas de la villa que pinto en la puente".

Referencias a la necesidad de reparaciones aparecen de nuevo en reuniones concejiles de 1586, 1587, 1591, 1594 y 1595. Las mismas son compatibles con el acuerdo de 15 de diciembre de 1595 para concertarse con "... trabajadores para que alimpiasen la puente desta villa questaba llena de gasto de la piedra que en ella se labro para el edeficio de la carcel que en el se aze...".

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