Opinión

Puente del Burgo. S. XVII (I)

GENEROSO se muestra en la faceta documental relacionada con el puente del Burgo el siglo XVII. Esta abundancia podemos agruparla en tres apartados: las avenidas, la repercusión de las mismas en la infraestructura viaria y la peculiar utilización del puente a modo de una sorprendente arte de pesca, tanto por parte del Concejo como de los benedictinos de Lérez.

Un absoluto dominio de las rogativas pro serenitate sobre las pro pluvia presenta el Seiscientos. Sin lugar a dudas la avenida más virulenta fue la del 26 de noviembre de 1646. La documentación municipal describe con minuciosidad lo sucedido: "...avia sido y heran tantas las agoas que bajaron de los montes que juntandose con los rios hiçieron creçer el de Leres tanto que saliendo de su curso hordinario se entro para la villa y tenia yslada muchas casas desde el barrio del Borron hasta la puerta de la Galera que se badeava con barcos dentro de la muralla y que los mas oxos del puente de dicha villa estaban casy cubiertos del agoa y si algunos estava libre hera tan poco el espaçio que se esperava cegarse con las bigas troncos arboles y casas que traya la abinida...".

Decisiva fue la intervención del cantero "...San Juan Boçiçan ayudado de Juan do Campo travajador que se arrojaron al agua echando dicho petril asi para la parte del muelle como para el agoa conque la avenida hiço el mayor aviso para aquella parte y se enpeçaron a descubrir los oxos de dicha puente...".

La situación quedó grabada en el subconsciente colectivo de la población. Todos los años el 26 de noviembre se celebraba una ceremonia en acción de gracias en la capilla de Nuestra Señora de la Misericordia y la Concepción en San Francisco. El recuerdo perduraba todavía en el siglo XIX, como recoge la Tabla de Ceremonias de 1829. Las aguas salieron de nuevo de su cauce en noviembre de 1658. En esta ocasión los munícipes fueron más previsores y "...temiendose la ruina de la puente por la grande creciente del rio Lerez se mando quitar el petril desde el castillo asta Santiago del Burgo en conformidad de lo que se avia echo el año passado de quarenta y seis para que el agua tubiese esguazo...". Como gato escaldado teme al agua fría, el 7 de enero de 1660 ordenaban a "...los señores alcaldes manden llebantar dicho petril dejando a raiz del muelle unas troneras de una terçia de alto y de largor todo lo que se pudiere para que el agua suçediendo ynchiente alle por donde esguazar y se alibie la puente...".

Una nueva avenida tuvo lugar en 1696. De sus características no hemos encontrado rastro documental, pero sí de sus consecuencias. El 11 de diciembre de ese año, reunidos los miembros del Concejo "...dixeron que por quanto el puente principal de esta dicha villa se alla arruinado ansi del enlosado como de algunos cortamares que con la avenida se an desquisiado algunas piedras dellos de que amenasa y puede resultar mucha ruina anssi a los pasaxeros como naturales por ser como hes uno de los puentes principales del Reino...". Para su reparación fue precisa la intervención del Consejo Real.

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