Opinión

Sefarad

DIVERSIFICADAS en varios frentes, especial protagonismo han alcanzado las noticias referidas a Sefarad desde la llegada del otoño. Una Sefarad, junto con su lengua el ladino y sus hijos los sefardíes, ligada y ligados de forma tan estrecha con España y la cultura española. Una Sefarad tantas veces denostada por ese sector de la sociedad española autoproclamada progre, pero con una actuación cotidiana donde sus formas y modos son híper reaccionarios e insolidarios. Una Sefarad, un ladino y unos/as sefardíes donde la memoria y la nostalgia por su lugar de procedencia siempre estuvo y está presente. Un lugar de origen del cual fueron injustamente expulsados hace siglos.

Con el mes de septiembre concluía el plazo fijado por la Ley 12/2015, conocida como Ley de nacionalidad española para los sefardíes aprobada con el objetivo de reparar el agravio histórico a quienes se vieron obligados a iniciar en 1492 el camino de la diáspora por razones religiosas. Aunque a día de hoy se desconoce el número exacto de nacionalidades españolas concedidas, pues han sido admitidas a trámite todas las solicitudes presentadas en plazo y el proceso sigue abierto, se calcula en casi 150.000 las demandas de nacionalidad presentadas. El engorroso, complicado y costoso proceso, ha hecho desistir de la solicitud a muchos potenciales solicitantes.

El jueves 3 de octubre, el pleno de la Real Academia Española (RAE) aprobó por unanimidad los estatutos de la Academia Nacional del Judeoespañol. Después de múltiples vicisitudes burocráticas, cobra así vida e inicia su andadura la Academia Nacional del Judeoespañol en Israel. Ahora ya pueden elegir a sus miembros, a sus cargos y solicitar su ingreso en Asale (Asociación de Academias de Lengua Españolas). Su presentación en sociedad posiblemente se produzca en la próxima reunión de Asale a celebrar en Sevilla del 4 al 8 de noviembre. Con la aprobación, se alcanza la cifra de 24 Academias de la Lengua existentes en el planeta y se cubre todo el espectro de la hispanidad. Pero sobre todo, se hace justicia con quienes a través de los siglos y en condiciones dramáticas en muchos casos mantuvieron viva de forma oral una lengua: el ladino. También es momento de recordar el empeño especial para que llegase a buen puerto el proceso de un gallego de pro, de Darío Villanueva.

Obra de un sefardí, Pierre Assouline, escritor de talla mundial, acaba de ser presentada en España Regreso a Sefarad. La novela es todo un recorrido personal a través del tiempo. Nacido en Casablanca y con nacionalidad francesa, concedida por deseo expreso de París, Assouline lleva cuatro años de trámites para conseguir la nacionalidad española. Mientras, dice recordar con añoranza las canciones en castellano viejo, en ladino, que su madre le cantaba en Marruecos cuando era niño.

El gran colofón lo ha puesto la Xunta de Galicia al anunciar el regreso temporal a Galicia, después de 500 años, de una de sus hijas culturales más notables, la Biblia Kennicott. Todas estas felicitaciones tienen como única base, la cultural; exclusiva perspectiva desde la cual han sido redactadas estas líneas.

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