Opinión

Tabarnia, ¿simple bufonada?

UN ELEMENTO fundamental para realizar estudios históricos es la perspectiva temporal. La inmediatez no permite ese ejercicio y, en tal caso, se está realizando otro trabajo. Viene a cuento el aserto por los acontecimientos de Cataluña. Con el paso del tiempo, ¿podrán contemplarse los mismos como uno de los despropósitos más hilarantes de nuestra historia? El tiempo lo dirá, pero de aquella no estaremos para contarlo. Dentro del proceso actual, la semana pasada se ha subido un nuevo peldaño y fue presentado el presidente en el exilio de Tabarnia. Por supuesto fue una bufonada y Albert Boadella es un bufón. Uno de los mejores y por ser un bufón vive en el exilio. Desde siempre, la lectura entre líneas del discurso de los bufones ha resultado clarividente. El de ahora, también. Guste o no guste.

Resultan evidentes las diferencias entre Canadá, Quebec, España y Cataluña. Entre otras cosas, en el país americano se da el anacronismo de ser su Graciosa Majestad el Jefe del Estado. ¿Imaginamos algo parecido entre España y sus antiguas colonias? Hace medio siglo, pocos meses antes del mayo francés del 68, surge el Parti Québecois. Su objetivo, la independencia de la región de Quebec de Canadá. La primera consulta secesionista se realiza en 1980 y la propuesta es rechazada por casi el 59,5% de los votantes. Nueva consulta separatista quince años después y entonces se produce un práctico empate (50,58% los partidarios de la permanencia, 49,2% los independentistas). A partir de esa situación surge la Ley de Claridad. Tres eran sus líneas básicas: a) no se podía convocar un referéndum de secesión de forma unilateral; b) la pregunta debía ser clara y la convocatoria tener una participación representativa; c) las partes del territorio que votasen a favor de permanecer en Canadá podrían no formar parte del nuevo Estado independiente. Desde el comienzo del proceso secesionista, la antaño próspera Quebec ha menguado considerablemente. Las empresas y entidades financieras que se fugaron no han regresado. También ha descendido el apoyo al independentismo. Quienes otrora controlaban la vida política, en las elecciones a la Asamblea Nacional de Quebec de 2014 únicamente lograron el 24% de los escaños.

Interesante resulta prestar atención a los datos aportados por la 'bufonada' de Tabarnia. El conjunto de su territorio tiene base histórica, pues se corresponde en gran parte con el medieval Condado de Barcelona. Mientras el nuevo Estado independiente de Cataluña contaría con 1.383.000 habitantes, en la comunidad autónoma de Tabarnia su cifra ascendería a 6.139.000. Los datos económicos también resultan demoledores. Frente a 22.673 euros de PIB per capita de Cataluña se alzan los 28.673 euros de Tabarnia. Además se pondría fin a la discriminación electoral, pues hoy en día para conseguir un diputado en Barcelona (Tabarnia) se necesitan 46.145 votos, mientras los independentistas catalanes únicamente precisan 20.026 votos en su feudo de Lleida. De partida, la apuesta de Tabarnia y la actuación de Boadella pueden considerarse una bufonada, pero no olvidemos el mensaje subliminal de los bufones a través de la historia.

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