Opinión

El tesoro de las islas Juan Fernández

AUNQUE POR LA irrefrenable mano destructora de los humanos cada vez quedan menos, el planeta todavía alberga lugares paradisíacos. Las islas Juan Fernández son uno de ellos. El archipiélago se localiza en el Pacífico Sur a casi 700 kilómetros del continente. Fue descubierto en 1574 por el marino español Juan Fernández en su exploración para eludir la lentísima Corriente de Humboldt. En las islas Juan Fernández fue abandonado a comienzos del siglo XVIII el escocés Alexander Selkirk. Su odisea la inmortalizó Daniel Defoe en Robinson Crusoe. El tesoro de las islas Juan Fernández ha sacudido al continente americano desde hace décadas, intensificándose en los últimos años. La polémica ha traspasado el Atlántico, ha llegado a España y reflejado en los medios de comunicación. ¿Es la leyenda una simple fake news o tiene algún sustrato histórico, aunque aderezado con una fuerte carga inventiva?

El tesoro, valorado aproximadamente en 10.000 millones de euros y compuesto por unos 800 barriles de oro, 100 cofres de piedras preciosas, una rosa de los vientos de oro de 60 centímetros de diámetro, estatuas aztecas, anillos papales, la llave del Muro de las Lamentaciones..., habría sido enterrado en las islas en 1714 por el marino español Juan Esteban Ubilla y Echeverría. Años después, los británicos accedieron a la noticia y todo un Lord Anson —capturó un Galeón de Manila— ordenó al capitán Webb encontrar el tesoro. Cumplió este el encargo, pero una fortísima tormenta le obligó a abandonar el archipiélago después de enterrar la fortuna. La leyenda cayó en el olvido durante 200 años. A mediados del siglo pasado, Luis Cousiño, un opulento hombre de negocios chileno, tuvo noticias de ella. Según el novelista Sánchez-Ostiz, su nuera, ex concejal de las islas, convenció al rico empresario estadounidense de origen holandés, Bernard S. Keiser, para que participase en la búsqueda del tesoro. Se volcó desde 1994. El escándalo ha surgido en los últimos tiempos. Primero en Chile y rápidamente a nivel mundial. El Gobierno chileno le ha permitido introducir excavadoras, perforadoras y maquinaria similar para taladrar la roca madre en una reserva de la biosfera.

Contemplamos la totalidad del disparate si regresamos a Juan Esteban Ubilla y Echeverría. No fue precisamente un pirata o corsario español, sino un alto mando militar, responsable de la flota de Veracruz, muerto en acto de servicio en 1715. Difícil resulta imaginar un viaje de ida y vuelta tan largo el año anterior con el único objetivo de depositar en las islas Juan Fernández tesoro tan inverosímil. El profesor universitario Fernández Domingo en Los tesoros del mar y su régimen jurídico ha introducido una nueva variable al prestar atención al contexto cronológico de los hechos. Los mismos sucedieron en el espacio temporal de la Guerra de Sucesión española y Juan Esteban Ubilla y Echeverría era un manifiesto austracista contrario a la Casa de Borbón. Dejemos el periodo histórico y regresemos a lo banal. ¿Se convertirá el tesoro de las islas Juan Fernández en un reality show también en España? Quedamos a la espera de acontecimientos.

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