Opinión

El fervor sin gente

SE PUEDE disfrutar sufriendo. Sí, sé que suena a contraindicación. Pero se puede. Yo lo descubrí este miércoles. Porque en el partido más importante de la temporada (¿cuántas veces hemos dicho eso ya?), el Pontevedra me hizo disfrutar con el fútbol en directo como hacía tiempo. Más allá de los sentimientos, está lo estético del deporte. Y la primera parte del equipo granate es para que los amantes del fútbol vertical se la guarden en su disco duro.

En tan solo 24 horas, el PCF sufrió una metamorfosis y se subió a la máquina del tiempo para ser el Pontevedra de Luisito. Qué importantes son los entrenadores. Y qué importante es la cabeza en esto del fútbol. Luisito le dio una vuelta de tuerca a las mentes de sus vestuarios, tenía detectado qué era lo que no pitaba futbolísticamente en el equipo y lo corrigió. Incluso yo, firme defensor del trabajo de Ramos, reconozco que el cambio no podía haber salido mejor en el primer partido.Porque más allá del resultado, el Pontevedra nos hizo vibrar a los pocos y privilegiados asistentes con su balompié.

El fútbol sin gente ha hecho que tan solo los muy amantes de la esencia del juego lo sigamos disfrutando igual. Se ha perdido un cierto grado de pasión inyectada por el ambiente. Pero el conjunto granate logró generar este miércoles, por sí solo, ese fervor. Fue como si estuviese jugando en el fútbol de antes y en el que esperemos recuperar pronto. Con el calor de su grada (esa que no tengo dudas de que ante el Guijuelo hubiese dado el empujón hacia la victoria). Contagió pasión. Y ese es el mejor síntoma para entender que, si se mantiene así, podremos disfrutar también con los resultados.

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