Opinión

La felicidad lo vale todo

El regreso de Lucas Pérez recuerda al retorno de Charles al Pontevedra. Gestos que van más allá del rendimiento y que generan, de verdad, afición por puro orgullo
Charles da toques a un balón en Pasarón. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
photo_camera Charles da toques a un balón en Pasarón. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

El regreso de Lucas Pérez al Deportivo de La Coruña removido los cimientos del fútbol. Porque es tan raro a día de hoy ver cómo un futbolista renuncia a las luces y a la millonada de la élite absoluta por volver al equipo de su vida que los escasos movimientos que se dan así son noticia a nivel mundial.

La vuelta de Lucas a A Coruña recuerda mucho a la decisión de Charles Dias en el verano del 2020. Con sus diferencias, pero también semejanzas. Porque un futbolista con posibilidades de seguir estando en el foco de muchas cámaras y engordando la billetera, prefiere dejar atrás todo eso por volver a un equipo que ni siquiera es el de su ciudad natal, pero sí adoptiva.

A Coruña vive con fervor el retorno de un gran talento que, encima, es un aficionado de a pie más. Algo que Pontevedra, en su medida relativa, no pudo disfrutar por culpa de las restricciones de la pandemia.

Pese a ello, aquellos días un estado de felicidad e ilusión embriagó todo lo referente al Pontevedra Club de Fútbol. No hay nada más bonito que ilusionarse. Y no hay ilusión mayor que poder sacar pecho al ver cómo un futbolista tremendamente reconocido decide dejarlo todo por amor a unos colores. Por dejarse llevar por un sentimiento en el que cualquier aficionado se reconoce. Solo ese gesto vale más que los goles que luego lleguen, sean estos muchos o pocos. 

Porque no sé si ese tipo de fichajes tan poco comunes riegan el sentimiento de pertenencia incluso más que un éxito deportivo. Yo casi me atrevería a decir que sí. Pero lo que tengo claro es que nos permiten recordar que, en la vida, no hay dinero que pague la felicidad.