Con ADN gallego, todo es posible
¿Quién nos iba a decir que detrás de la estrella mundial Rosalía Vila Tobella había una buena dosis de ADN pontevedrés? Pues sí, la artista que ha conquistado el planeta con palmas y motores también podría presumir un poco de lluvia fina y mar de fondo. Resulta que su bisabuelo paterno, Manuel Vila García, nació en Vigo, y se casó con Amparo García Carreray, también de la ciudad olívica. Por esas vueltas de la vida la familia pasó por Ponteareas, tierra de gente que no se achanta ante nada… y mira tú por dónde, parece que algo de esa valentía se le quedó grabada a nuestra Rosalía.
No sabemos si algún día se atreverá con una muñeira, pero lo que está claro es que la reina del flamenco urbano lleva dentro ese espíritu aventurero tan gallego: el de hacer las maletas y lanzarse a la conquista del mundo. Si aquellos antepasados maestros del transporte viajaron a Cuba en busca de futuro, ella ha tomado los escenarios del planeta como quien coge el bus en la Plaza de Galicia. Y siempre, siempre, con paso firme y la mirada alta. Así que, si algún día la vemos por la Plaza de la Peregrina o tomando un café en el casco histórico, que nadie se sorprenda. Al fin y al cabo, cuando una lleva Galicia en la sangre, tarde o temprano el cuerpo lo pide: volver a los orígenes.
Por cierto, ya saben que para estudiar no hay edad, ni excusas ni nada que se le parezca. Y si no, que se lo pregunten al alumnado sénior de la Escola Profissional do Alto Lima (Portugal), que se plantó en Marín con más ilusión que un niño el día de Reyes. Llegaron de la mano de la Asociación Youth Neet Solutions, comandada por el profesor José Manuel Portela, que tiene más energía que una orquesta de verbena y que no para de abrir puertas y oportunidades a quien quiera aprender.
La alcaldesa, María Ramallo, y la concejala Marián Sanmartín les dieron la bienvenida en el Concello, encantadas de conocer a este grupo valiente que no le tiene miedo a nada: ni a la formación, ni a cruzar fronteras, ni a descubrir rincones nuevos. Que siempre viene bien recordar que el saber no ocupa lugar… y los viajes, tampoco.
Y claro, si vienen a Marín, hay que enseñarles lo mejor de la casa: que si la Finca de Briz, que si el Lago de Castiñeiras, las playas que son pura postal, los petroglifos de Mogor con su misterio milenario, un paseo por la Plaza de Abastos… ¡Imposible resistirse! Fue mucho para tan poco tiempo —eso dijeron— pero mira tú, ya están haciendo planes para volver. Y aquí les esperamos, porque quien prueba Marín… repite.