El orgullo de ser ¡España!
Cada 12 de octubre en España no es solo un día festivo; es una fecha que encierra siglos de historia, identidad y memoria compartida. El Día de la Fiesta Nacional nos invita a reflexionar sobre quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir como nación. Y este año, de manera especial, en un mundo convulso que nos recuerda el valor de la paz y la convivencia.
La elección del 12 de octubre como Día de la Fiesta Nacional de España no es casual. Ese día de 1492, Cristóbal Colón, al servicio de los Reyes Católicos, llegó al continente americano, marcando el inicio del encuentro entre Europa y América. Aquel hecho cambió la historia del orbe y situó a España en el centro de una transformación global.
Durante mucho tiempo, la fecha fue conocida como el Día de la Hispanidad, en referencia a la expansión cultural y lingüística que unió a pueblos de ambos lados del Atlántico. En la España democrática, la celebración fue formalizada mediante la Ley 18/1987, de 7 de octubre, que establece: “Se declara Fiesta Nacional de España, a todos los efectos, el día 12 de octubre.” Esta ley sustituyó denominaciones anteriores y consolidó la jornada como una celebración de todos los españoles, más allá de ideologías o territorios.
El Día de la Fiesta Nacional no pretende ser un ejercicio de nostalgia ni de autocomplacencia. Es, más bien, una oportunidad para recordar nuestra historia común, reconocer los logros y los desafíos del país, y renovar el compromiso con el futuro.
España es una nación plural, diversa en lenguas, costumbres y sensibilidades. Esa diversidad, lejos de dividirnos, debería ser fuente de riqueza. Como consecuencia, el 12 de octubre debe ser un momento para reconocer que, pese a nuestras diferencias, compartimos una identidad común, una lengua que une a más de 500 millones de personas y una herencia cultural que ha dejado huella en la práctica totalidad de todos los continentes.
Algunos sectores cuestionan la celebración por su relación con el pasado colonial. Es cierto que la historia de España, como la de cualquier potencia, incluye luces y sombras. Pero reconocerlo no debe impedirnos sentir orgullo por las aportaciones culturales, científicas y humanas que nuestro país ha realizado. La madurez nacional consiste en mirar el pasado con espíritu crítico, sin renunciar a los valores que nos definen.
Como ocurre en casi todos los países del mundo, España tiene un día dedicado a su identidad colectiva. Les cito algunos ejemplos: Los Estados Unidos celebran el 4 de julio su independencia; Francia, el 14 de julio, la toma de la Bastilla; Italia, el 2 de junio, la proclamación de la República. México conmemora el 16 de septiembre su independencia frente a España, y en Japón el 11 de febrero se celebra el Día de la Fundación Nacional.
Cada nación tiene su fecha simbólica para reforzar la memoria y el sentido de pertenencia. En ese contexto, el 12 de octubre es la oportunidad de España para proyectarse hacia dentro y hacia fuera. Es necesario reafirmar lo que somos y recordar lo que representamos en el mundo hispano.
De hecho, el Día de la Fiesta Nacional no se limita a nuestro territorio. Las embajadas y consulados españoles celebran actos institucionales en todos los territorios en que existen comunidades de españoles y amigos de España. En ciudades como Buenos Aires, Ciudad de México, Miami o Bruselas, se organizan recepciones, actividades culturales y homenajes que simbolizan la continuidad del vínculo entre los españoles y sus raíces, estén donde estén.
En nuestro país un acto central es el que manifiesta el símbolo de unidad. Es el desfile militar en Madrid, presidido por los Reyes de España y acompañado por las más altas autoridades del Estado. El desfile aéreo, motorizado y a pie, recorre el Paseo del Prado y el de Recoletos hasta la Plaza de Colón, con la participación de unidades de las Fuerzas Armadas, la Guardia Real, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (Guardia Civil y Policía Nacional). También participan la Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil, Reservistas Voluntarios y bomberos, entre otros. Un total de 3.847 efectivos, de los cuales 524 son mujeres (un 13,6%). Completan el conjunto 229 caballos y 6 perros de unidades montadas y cinológicas, además de “Baraka”, el emblemático borrego macho de tres años y medio que vuelve a acompañar al contingente legionario como ya es tradicional.
Pero sin duda alguna, el momento más emotivo llega con el homenaje a los caídos, seguido del sobrevuelo, este año por primera vez a cargo de la Formación Mirlo, que tiñe el cielo de rojo y gualda. Más allá del componente militar, que también, este acto representa la cohesión institucional y el reconocimiento a quienes sirven y han dado su vida por España.
El 12 de octubre no debería ser un día de confrontación, sino de encuentro. Un día para reconocer a los que trabajan cada día por el bien común. También para agradecer a quienes nos representan en el extranjero a través de 14 misiones internacionales, a los que defienden nuestra seguridad y a los que mantienen viva la cultura y la lengua.
Ser español no implica pensar todos igual ni mirar la historia sin matices. El orgullo nacional no nace del triunfalismo, sino de la conciencia de lo que somos y de lo que aspiramos a ser. España ha atravesado guerras, crisis, dictaduras y transiciones, y siempre ha sabido levantarse.
Sentir orgullo de ser español no significa negar los problemas, sino tener la voluntad de superarlos juntos. Significa celebrar lo que nos une (nuestra historia, nuestra diversidad, nuestros valores democráticos) y mirar el futuro con esperanza.
Cada generación reinterpreta el sentido de España. Hoy, el desafío no está en conquistar nuevos mundos, sino en construir un país más justo, más moderno y más solidario. La Fiesta Nacional es una invitación a seguir avanzando en esa dirección, con respeto y con orgullo.
Porque, al final, el 12 de octubre no es solo un recuerdo del pasado: es un espejo del presente y una promesa de futuro. Y ese sentimiento, ser un pueblo que forma parte de una historia compartida que se sigue escribiendo, es, sin duda, el verdadero orgullo de ser ¡España!