Chorizos gallegos: qué los hace únicos y cómo usarlos en tus platos

Los chorizos gallegos destacan por su sabor ahumado, su elaboración tradicional y su papel esencial en la cocina gallega. Te contamos qué los hace únicos y cómo incorporarlos en tus recetas.
Chorizo gallego. EP
Chorizo gallego. EP

Los chorizos gallegos representan uno de los pilares fundamentales de la gastronomía del noroeste español, destacando por su elaboración artesanal, sabor ahumado característico y versatilidad en la cocina. Este emblemático embutido, que forma parte del patrimonio culinario de Galicia desde hace siglos, continúa elaborándose siguiendo métodos tradicionales que garantizan su calidad y autenticidad, convirtiéndolo en protagonista tanto de recetas clásicas como de propuestas gastronómicas más innovadoras.

En los hogares gallegos, el chorizo no es solo un alimento, sino un símbolo de tradición vinculado estrechamente a la matanza del cerdo y a las celebraciones familiares. Su proceso de elaboración, que incluye el ahumado con maderas nobles como roble o castaño, le confiere unos atributos de sabor, aroma y textura que lo diferencian claramente de otros embutidos españoles. Actualmente, este producto trasciende fronteras y se consolida como uno de los embajadores más reconocibles de la cocina gallega en el panorama gastronómico nacional e internacional.

  1. Origen y tradición del chorizo gallego
  2. Variedades principales de chorizo gallego
  3. Gastronomía: recetas tradicionales con chorizo gallego
  4. ¿Cómo conservar correctamente el chorizo gallego?

Origen y tradición del chorizo gallego

La historia del chorizo gallego está profundamente ligada a las zonas rurales, donde las familias preparan sus propios embutidos durante la matanza do porco. Este ritual, que suele realizarse durante los meses más fríos del año, consiste en el sacrificio de un cerdo criado por la familia y el aprovechamiento integral de todas sus partes. El proceso incluye picar carnes magras y grasas del cerdo, condimentarlas con pimentón, ajo, sal y, en algunos casos, cebolla, para luego embutirlas en tripa natural y ahumarlas con leña de roble o castaño.

Este método de conservación no solo garantiza alimento durante meses, sino que genera un producto único con matices ahumados y especiados que lo distinguen de otros chorizos peninsulares.

Variedades principales de chorizos gallegos

La riqueza gastronómica de Galicia se refleja en la diversidad de sus chorizos, adaptados a distintos usos culinarios y preferencias:

Chorizo gallego ahumado: Considerado el estándar por excelencia, se elabora con carne magra, panceta, pimentón (que puede ser dulce o picante según la zona), ajo y sal. Su proceso de curación incluye un ahumado prolongado que le confiere su sabor característico. Es perfecto tanto para consumir en crudo como para incorporar a guisos.

Chorizo ceboleiro: Típico de la provincia de Lugo, su particularidad radica en la incorporación de cebolla a la mezcla. Este ingrediente aporta jugosidad y un matiz dulce que lo hace especialmente adecuado para cocidos y potajes. Su textura suele ser más blanda que la del chorizo ahumado tradicional.

Chorizo curado: Sometido a un proceso de secado más prolongado, este tipo de chorizo presenta una textura más firme y concentrada. Se consume habitualmente en crudo, cortado en finas lonchas como aperitivo o formando parte de tablas de embutidos, acompañado de pan gallego y quesos locales.

Chorizo criollo gallego: A diferencia de los anteriores, no pasa por procesos de curación ni ahumado, y tampoco lleva pimentón en su mezcla, lo que lo distingue claramente de otras variedades gallegas. Debe cocinarse antes de su consumo y resulta ideal para preparaciones a la brasa.

Chorizo a la brasa. EP
Chorizo a la brasa. DP

Gastronomía: recetas tradicionales con chorizos gallegos

La versatilidad del chorizo gallego lo convierte en ingrediente fundamental de numerosos platos. Estas son algunas de las recetas más emblemáticas:

Chorizo a la sidra

Una receta sencilla pero deliciosa que realza el sabor del chorizo mediante una cocción lenta en sidra natural.

- Ingredientes:

  • 4 chorizos gallegos (preferiblemente frescos o semicurados) 
  • 300 ml de sidra
  • Una hoja de laurel  
  • Un chorrito de aceite de oliva.

- Preparación:

  1. Pinchar ligeramente los chorizos para evitar que revienten durante la cocción. 
  2. Dorarlos brevemente en una cazuela con aceite.
  3. Añadir la sidra junto con el laurel y dejar cocer a fuego medio durante 20-25 minutos hasta que el líquido se reduzca y forme una salsa que potencia el sabor del embutido.
  4. Se sirve caliente, idealmente acompañado de pan gallego para mojar en la salsa.

Cocido gallego con chorizo

- Ingredientes (Para 4 personas):

  • 2 chorizos gallegos ahumados
  • 500 g de lacón 
  • 300 g de costilla 
  • 4 patatas
  • Un repollo o grelos (según temporada)
  • 200 g de garbanzos
  • Sal

- Preparación:

  1. La preparación comienza desalando el lacón y la costilla la noche anterior.
  2. Posteriormente, se cuecen las carnes durante aproximadamente hora y media, para luego añadir los garbanzos previamente remojados.
  3. A continuación, se incorporan los chorizos, las patatas peladas y troceadas, y las verduras, dejando cocer hasta que todos los ingredientes estén en su punto. 

Tosta de chorizo con queso ahumado

- Ingredientes:

  • Esta propuesta más sencilla combina dos productos emblemáticos gallegos: el chorizo curado y el queso de tetilla.

- Preparación:

  1. Se prepara disponiendo rodajas finas de chorizo sobre rebanadas de pan gallego ligeramente tostado, añadiendo lascas de queso de tetilla por encima y horneando brevemente (unos 5 minutos a 180 °C) hasta que el queso se funda.
  2. Un chorrito de aceite de oliva virgen extra antes de servir realza los sabores de esta combinación perfecta como aperitivo o entrante.

¿Cómo conservar correctamente los chorizos gallegos?

Para mantener intactas las propiedades del chorizo gallego, es recomendable conservarlo en un lugar fresco y seco, preferiblemente colgado para facilitar la circulación del aire. Si no se dispone de estas condiciones, puede guardarse envuelto en papel transpirable en la parte menos fría del frigorífico.

Los chorizos frescos, al no estar curados, deben conservarse refrigerados y consumirse en un plazo máximo de una semana. Los chorizos curados y ahumados, por su parte, pueden mantenerse en buenas condiciones durante varios meses si se almacenan adecuadamente.