Guillermo Alonso: "Cuando empiezo a escribir nunca sé el final de mis historias, pero los personajes lo van dictando"

El pontevedrés vuelve este sábado a su ciudad para presentar su última novela, El efecto deseado, que nació como un melodrama convertido en thriller en el que no falta el humor
GUILLERMO ALONSO B. Matías Uris - web
Guillermo Alonso. MATÍAS URIS

El efecto deseado (Seix Barral, 2025) es la nueva novela de Guillermo Alonso. El periodista y escritor pontevedrés, afincado en Madrid, llega este sábado 15 de noviembre a su ciudad para presentarla. Será a las 12.30 horas en la librería Paz, en conversación con Raquel Piñeiro. 

La novela lleva dos meses en librerías. ¿Qué significa para usted venir a presentarla a Pontevedra?
Me gusta mucho ir a Pontevedra en general, porque duermo bien, como bien y veo a mi familia, pero si voy a presentar el libro, mejor. Aun así, siempre pienso que tengo que medirme más con las cosas que digo.

Sobre todo porque en la novela hay drogas, hay sexo... Pero también dice que le resulta aburrido analizarla en las presentaciones y que mejor sería hablar de otra cosa.
Me gustan mucho las presentaciones y las entrevistas, vaya por delante, porque es señal de que a la gente le interesa y que quieren escucharte hablar y eso es estupendo. Pero es muy desmoralizante analizar todo el rato un libro, una canción, una película... Mi voluntad es que la gente lea el libro y saque sus propias conclusiones. Me encanta escuchar las de los demás, pero que te pidan que lo analices tú mismo me descoloca mucho. He escrito una historia que me apetecía contar. Analizar tu propia obra es de dementes y personas un poco pagadas de sí mismas. Y también nos estamos pasando analizándolo todo. Mira lo de Rosalía.

El efecto deseado no tiene nada que ver con su anterior libro (La lengua entre los dientes, Círculo de tiza, 2023), una colección de cuentos autobiográficos, pero sin embargo al leerlo se ven cosas de Guillermo en Gaspar (19 años, pobre, huérfano y homosexual), su protagonista. ¿Esto es así?
Supongo que siempre hay cosas tuyas en un protagonista, porque vive en tu cabeza y es inevitable que aunque todo sea ficción haya algo de ti en su mirada y en su forma de ver el mundo y actuar. Supongo que aunque hubiera escrito una novela sobre un pez que vive en Marte, ese pez tendría una visión de las cosas parecida a la mía. Me figuro que también habrá escritores capaces de abstraerse completamente y de hacer novelas en las que su protagonista no tiene absolutamente nada que ver con ellos. A la vez que los admiro mucho por tener esa capacidad, no me interesan nada, porque cuando leo un libro me gusta notar entre las frases y las palabras la respiración de su autor y reconocer lugares que se repiten, características de sus personajes... Me gustan mucho esos autores que se pasan su carrera escribiendo la misma novela. Espero conseguirlo yo y escribirla cada vez mejor.

¿Qué diría que es El efecto deseado? ¿Una historia de terror, una comedia dramática, un cuento de fantasmas, un poco de todo?
Me gustaría que fuera todo eso junto. Y espero que lo sea. Quería que fuera un melodrama, porque en realidad es una historia muy triste, sobre un protagonista solo en el mundo que todo el rato se da de bruces con la realidad, y unos personajes un poco vampiros, que se aprovechan de él, con unos fines o con otros. Pero luego se ve que hay algo en mí que tiende a ser gracioso de forma inevitable. También porque quizás cuando me estoy acercando demasiado al melodrama temo mucho caer en una pena paródica y digo, aquí necesito algo de alivio. Y no es que quiera hacer realismo social, pero la vida en general es muy graciosa, impredecible y muy absurda, con lo cual al final hay un montón de cosas que pasan en el libro que parecen muy absurdas. Cualquiera puede confirmar que la vida es así, tristísima y durísima, pero a la vez graciosa, absurda y llena de momentos con muchísimo humor. Si escribes una historia de 400 páginas y no hay ningún momento de humor igual es que estás muerto por dentro. 

"La vida es durísima, pero a la vez graciosa, y si escribes una historia de 400 páginas sin ningún momento de humor igual es que estás muerto por dentro"

Una idea que se le ocurrió paseando por la playa en una isla griega y un artículo sobre el peor hotel de España son las dos chispas que encendieron esta novela. ¿Cuál de las dos tuvo más peso a la hora de crear la historia?
La primera. Estaba yo de vacaciones en una playa en Grecia, hace muchos años, y vi pasar a lo lejos por uno de estos caminitos de madera un chico joven empujando una silla de ruedas sobre la que había una persona, imposible saber si hombre o mujer, muy tapada y con un rostro un poco extraño. Yo pensé todo esto y que sería curioso que el chico tampoco supiese si era hombre o mujer. Y qué increíble sería que por orden contractual no se lo pudiese preguntar. Estuve rumiando la historia muchos años y después escribí El efecto deseado, que cualquiera que lo haya leído ya sabrá que en realidad va de muchas más cosas, pero el núcleo de la historia es ese. Yo quería contar esa historia, pero no sabía como meterle el diente, así que primero escribí todas las novelas anteriores, aunque esta la tengo en la cabeza desde 2011.

Guillermo Alonso. MATÍAS URIS
Guillermo Alonso. MATÍAS URIS

¡Sin embargo Gaspar no llega hasta esa isla griega hasta casi la mitad de la novela! 
Intenté escribirla empezando por ese momento, cuando el chico llega a la mansión y se encuentra con esta persona, pero no lograba arrancar y sentí que tenía que conocer más a este protagonista. Ahí me lo llevé al hotel en el que creció, después hasta la casa de una millonaria excéntrica y medio loca en la que empieza a trabajar como chico para todo. En esa casa iba a estar como 20 páginas, pero después me enamoré de la excéntrica millonaria y lo dejé ahí 150. 

Digamos que es un escritor más de brújula que de mapa.
Sí, sí, completamente. Más García Márquez que Vargas Llosa, aunque ya me gustaría tener el 1% de la fortuna de alguno de ellos. Lo intento y alguna novela tengo en mi cabeza de principio al final, con algún esquemita, pero luego cuando me pongo a ello... Qué aburrimiento, porque ya me lo sé todo. Esta novela tiene una estructura extraña, en la que un lector con cierto ojo puede notar que voy siguiendo los instintos de los personajes para ver qué pasa después. Hay un tipo de lector que dirá: menudo escritor más vago que no ha sido capaz de hacerse un esquema con una estructura, pero a lo mejor otro agradecerá que vaya dejándome llevar, que no se note y que haya todo el rato saltos al vacío de los que a lo mejor salgo indemne o a lo mejor no. Como lector me gustan esos saltos al vacío y que se note que el escritor se deja llevar por lo que escribe. Pero eso sí, la novela tiene una estructura bastante definida, a modo de thriller. En resumen, cuando empiezo a escribir nunca sé el final de mis historias, pero los personajes te lo van dictando ellos mismos, aunque suene cursi.

Guillermo / Gaspar en tres extractos de la novela

Dice que le resulta inevitable que algo de usted se adivine a través de Gaspar, el joven protagonista. ¿Qué hay de Guillermo Alonso, por ejemplo, en estos tres extractos de la novela?

"Deseaba que nunca se hiciese de día, porque el día solo traía el ruido, la locura y la confusión, y durante aquel momento, en que amanecía y solo él estaba despierto, el barrio era únicamente suyo y él gobernaba entonces, no solo el hotel y la calle, sino la ciudad entera".

Yo pienso eso realmente. Yo no soy nada nocturno, antes lo era, y no en el sentido de salir de fiesta, sino que me gustaba estar despierto de noche, escribir de noche, ver la vida de noche, sobre todo en las ciudades, que de noche parecen monstruos dormidos. Me acuerdo un día de pequeñito, estando con mi padre en un piso en Raxó, que me quedé despierto y me acuerdo estar viendo amanecer y pensar qué bonito es todo. Dormí un par de horas y fuimos a Pontevedra, de bancos. Yo allí sentado en una oficina en Gutiérrez Mellado, en el lugar más desesperanzador que existe, rodeado de burocracia, de señores aburridos, la luz entrando por las ventanas, y yo pensando que era imposible que fuera el mismo mundo de hace cinco horas, viendo amanecer en silencio sobre la ría. Lo he querido poner en palabras de Gaspar. De noche el mundo es suyo, feliz en la recepción del hotel, simplemente existiendo.

"Los enamoramientos, sobre todo al principio, son casi un acto de brujería"

"Creo que nada de lo que digas hasta los 30 años importa realmente. Luego llegas a una edad en la que ya no te queda nada por vivir, solo hablar de lo vivido".

Muy de acuerdo. Estoy muy a favor de no hablar y de decir solo lo   importante y de que hable solo la gente que tiene cosas realmente importantes que decir. Sobre lo de no recordar nada... Pienso en todas las miles de palabras malgastadas. Ahora soy mucho más callado, me gusta más escuchar, algo muy provechoso para ser escritor.

"Se preguntó si tal vez ese era al fin su fantasma. Si enamorarse no era lo mismo que agenciarse un fantasma sin que mediase la muerte. Hallar a alguien cuyo retrato se le aparecería a uno durante el resto de su vida cada vez que cerrase los ojos".

Aquí el pobre protagonista está enamorado y en ese momento después de follar por primera vez, en el que cada vez que cierra los ojos ve la cara del ser amado y está volviéndose un poco loco. El libro habla mucho de fantasmas y también de los fantasmas de los vivos, y de como en realidad, aunque alguien no esté presente, simplemente porque haya bajado un momento a la calle, no puedes dejar de pensar en él y verlo por todas partes. En ese sentido los enamoramientos, sobre todo al principio, son casi un acto de brujería, porque hay alguien que se apodera de ti, y te hace débil, casi te posee, como en El exorcista, porque te convierte en un ser completamente estúpido, carente de voluntad, obsesionado con la imagen de otro, o de otra. En ese sentido me pareció interesante comparar al ser del que te acabas de enamorar con los fantasmas. No nos podemos desprender de ellos, porque no podemos dejar de pensar en ellos.

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