Un ecuatoriano tiene la clave del alijo incautado en A Pobra do Caramiñal
La tripulación de la embarcación nodriza que aproximó la cocaína a las Rías Baixas tiene las claves de lo que sucedió. Los aproximadamente 4.000 kilos de cocaína intervenidos en A Pobra do Caramiñal en un doble alijo procedente, según todos los indicios, de un mismo cargamento, se hallan a buen recaudo tras una milagrosa operación del Cuerpo Nacional de Policía. De las tres personas bajo arresto y que en la jornada de este miércoles fueron trasladadas a prisión, una de ellas adquiere una especial relevancia: de nacionalidad ecuatoriana, tiene la clave para conocer exactamente cómo se desarrolló el negocio criminal. Su hermano, también ecuatoriano, y un ciudadano colombiano también están ya entre rejas.
La descarga del pasado fin de semana fue una nueva bofetada de realidad, la enésima, que deja bien claro que Galicia sigue siendo una puerta de entrada de cocaína absolutamente preferente para las organizaciones de Sudamérica. Y no solo eso. Sigue siendo la principal puerta de entrada si nos referimos a cargamentos de droga que cruzan el Atlántico en embarcaciones -contenedores aparte- tales como pesqueros, remolcadores, mercantes o narcosubmarinos. Una de ellas, probablemente la última, fue la encargada de hacer llegar la droga a la ría de Arousa.
El mayor alijo de cocaína incautado en suelo europeo en 2025
Las cerca de cuatro toneladas incautadas suponen, además, el mayor alijo de cocaína aprehendido en la Europa continental en lo que llevamos de 2025, superando a todos los decomisos individuales registrados en los mismos puertos, a través de contenedor, tanto en los españoles, Algeciras incluido, como en los del Norte de la UE, tanto Hamburgo como Róterdam y Amberes.
El hallazgo supone, además, la confirmación de una nueva tendencia que se aprecia con claridad. Los narcos, tras la caída de los 13.000 kilos de Algeciras de finales de 2024 que, además, incluyó la desarticulación de la organización en la que participaba un inspector jefe corrupto -el que ocultaba 20 millones de euros en efectivo en su casa-, han decidido explorar otras posibilidades para seguir inundando Europa con cocaína. Una de ellas es la diversificación de los envíos en contenedor, evitando las grandes cantidades y apostando por alijos de entre 50 y 200 kilos repartidos por innumerables puertos, ocultos en lugares como 'los ojos' del contenedor -la zona de los motores de refrigeración- u otras partes de su estructura. Otra, los envíos en el cofre de mar, habitáculos ubicados en la parte sumergida del casco, tal y como hemos visto recientemente en las rías de Pontevedra y de Vigo. Y por último, el gancho ciego, colocando mochilas sobre los cargamentos legales para su recogida en destino.
Para las grandes cantidades, que siguen entrando, y mucho, en Europa a través de España, los proveedores apuestan con fuerza en 2025 por las embarcaciones nodriza, a saber, los citados mercantes, pesqueros, remolcadores o narcosubmarinos. El motivo es muy claro. Por una parte, evitan los costosos sobornos que se ven obligados a pagar al personal portuario para permitir el paso o la recogida de contenedores contaminados. Por otra, se saltan los controles aduaneros, que han mejorado en todos los puntos mediante la implantación de nuevas tecnologías para el rastreo de las sustancias de forma no invasiva, es decir, sin abrir los contenedores.
En Galicia, además, existe un problema añadido que tienen muy en cuenta los narcotraficantes: la ausencia de medios para la detección de las embarcaciones. Es conocido que los semisumergibles son prácticamente imposibles de controlar. Se ha visto en varias ocasiones, la más reciente en enero en la ría de Muxía-Camariñas, cuando se pudo observar el barco ya vacío, yéndose a pique. Esa fue una de las excepciones, como la de Aldán en 2019 o la de Vilaxoán en 2023. Lo ocurrido el pasado fin de semana pudo haber sido fruto de una maniobra similar, pero eso nunca se sabrá. El aparato estaría en el fondo del mar y su recuperación se antoja imposible. Es por ello que no se puede en ningún caso incluir en ese listado de narcosubmarinos. Si así se hiciese, habría que hablar de media docena de ellos todos los años que consiguen sus objetivos sin ser detectados y que acaban siendo hundidos de forma premeditada por sus tripulantes, una vez que se han puesto a salvo en las lanchas que les salen al encuentro procedentes de las rías gallegas. Y esto lleva sucediendo desde hace 15 años, como poco.
En cuanto a la acción policial de A Pobra, es preciso destacar su relevancia a tenor de su dificultad. La Policía Nacional, carente de medios propios para controlar el medio marítimo, consiguió llegar a tiempo para evitar que los narcos 'rescatasen' no solo los 2.000 kilos incautados en carretera, sino los 2.000 restantes que los narcos habían conseguido ocultar en un monte cercano. Todo ello luchando con tirachinas contra tanques, que es como hacen frente las fuerzas de seguridad, no solo la Policía, sino también la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera, a las grandes redes del narcotráfico internacional que operan en el territorio gallego.