Esta ruta de Pontevedra es perfecta para disfrutar en familia: incluye un tesoro megalítico y un lago de ensueño
Un itinerario circular accesible, ideal para familias y amantes de la naturaleza, que sorprende por su riqueza patrimonial y la belleza de sus senderos
Hay rutas de senderismo que seducen por su paisaje, otras por la tranquilidad que transmiten, y algunas —las menos frecuentes— por la mezcla perfecta de naturaleza, patrimonio y atmósfera mágica. En Pontevedra se esconde una de esas joyas discretas. Lo tiene todo: es sencilla, apta para casi cualquier caminante y discurre por un entorno donde la historia más antigua de Galicia se funde con uno de los paisajes forestales más fotogénicos de la comarca.
Se trata de la Ruta do Lago de Castiñeiras, entre Marín y Vilaboa. Esta propuesta, de apenas 4,36 kilómetros y unas dos horas de duración, combina el encanto de los soutos de castaños, la serenidad de un lago artificial lleno de vida y el atractivo de un conjunto megalítico que permite literalmente adentrarse en la Prehistoria.
- Entre petroglifos, antiguas tumbas y bosques que cuentan historias
- El corazón del recorrido: un lago que concentra vida y actividad
- Cotorredondo: el broche final
- Información práctica para disfrutarla al máximo
- Una ruta completa, accesible y muy especial
Una ruta circular sencilla, con buena señalización, en la que apenas un 11% del trayecto transcurre por asfalto. Es perfecta para familias, admite bicicletas y se puede disfrutar durante todo el año. Su encanto radica en la diversidad de escenarios: áreas boscosas, restos megalíticos, senderos empedrados, un lago repleto de vida y una amplia zona recreativa donde descansar sin prisas.
Entre petroglifos, antiguas tumbas y bosques que cuentan historias
El arranque del recorrido coincide con una variante del conocido itinerario arqueológico Roteiro das Mámoas. Sin necesidad de completar el trazado oficial, la ruta se inicia por una pista forestal que asciende suavemente y conduce a uno de los primeros tesoros del día: un petroglifo grabado en la roca, sencillo pero evocador, que recuerda la presencia humana en la zona desde tiempos prehistóricos.
Un poco más arriba aparece uno de los elementos más singulares del entorno: la Mámoa do Rei, un monumento funerario del megalitismo gallego que conserva un dolmen sorprendentemente entero. La estructura, datada alrededor del 2500 a. C., permite comprender la importancia ritual de estas tierras hace miles de años. Pasear por la cubierta de la mámoa o asomarse a la cámara dolménica es como cruzar una puerta hacia un tiempo remoto que todavía sobrevive entre los árboles.
Tras esta primera inmersión histórica, el terreno invita a descender por un camino empedrado que serpentea entre castaños de gran porte, formando uno de los soutos más atractivos de la ruta. La luz filtrándose entre las copas, el suelo blando y el olor a madera húmeda crean un ambiente que resume a la perfección el espíritu de los bosques atlánticos.
El corazón del recorrido: un lago que concentra vida y actividad
El sendero desemboca poco después en el Lago de Castiñeiras, un embalse creado a mediados del siglo XX que se ha convertido en un espacio de enorme valor natural. Su superficie tranquila, rodeada de árboles, es un refugio para numerosas especies de aves, pequeños mamíferos y anfibios. Patos, ocas, libélulas y peces conviven con la vegetación de ribera mientras los caminos que bordean el agua permiten observarlos a corta distancia.
El monte que rodea el lago alberga castaños, robles, abedules y laureles, además de diversas repoblaciones de eucalipto y pino realizadas a lo largo del siglo pasado. Esta mezcla de especies crea un mosaico verde que varía con las estaciones, regalando paisajes muy distintos según la luz y la época del año.
En este punto, el entorno se ensancha para dar paso a una de las mayores áreas recreativas de Galicia, equipada con mesas, fuentes, zonas de sombra, parques infantiles, pasarelas de madera y espacios habilitados para picnic. También hay pequeños establecimientos para refrescarse o comer algo durante el paseo. Es una zona muy animada en fines de semana soleados, algo que conviene tener en cuenta si se busca un ambiente más tranquilo.
Cotorredondo: el broche final
La ruta continúa después hacia el interior del monte de Cotorredondo, donde una red de senderos sencillos permite explorar rincones adicionales antes de completar el circuito. Desde aquí nacen caminos que conducen a miradores elevados como el de Cotorredondo, con impresionantes vistas sobre la ría, aunque esta ascensión no forma parte del trayecto más cómodo ni del más accesible.
Información práctica para disfrutarla al máximo
- Distancia: 4,36 km
- Duración: 2 h aprox.
- Dificultad: fácil
- Tipo: circular
- Superficie asfaltada: 11%
- Ideal para: familias, niños, bicicletas, mascotas
- Mejor época: cualquiera
- Consejo: tras lluvias, algunos tramos de hierba o tierra pueden encharcarse
Una ruta completa, accesible y muy especial
Quienes la conocen coinciden en que esta es una de esas rutas que sorprenden por su equilibrio: no es exigente, no es masiva (salvo en el entorno inmediato del lago) y tiene suficientes atractivos como para que cada tramo resulte diferente. Hay patrimonio milenario, naturaleza exuberante, fauna diversa y un paisaje que invita a detenerse, respirar y disfrutar del momento.
En un territorio donde las playas suelen llevarse el protagonismo, la Ruta do Lago de Castiñeiras demuestra que el interior de Pontevedra guarda espacios capaces de enamorar a cualquier caminante. Perfecta para una escapada corta, ideal para ir con niños y maravillosa para desconectar sin alejarse demasiado. Una de esas rutas que se completan con una sonrisa… y que invitan a volver.


